Nos hacemos mayores. Es un hecho indiscutible. En realidad, es toda la población mundial la que va envejeciendo paulatinamente. Se prevé que el 2020 sea el primer año de la Historia de la Humanidad en el que los mayores de 65 años superen en número a los menores de 5 años en el planeta. Y España, con una de las tasas de fertilidad más bajas y una esperanza de vida de las más largas del mundo, no es ajena a esta tendencia sino que más bien la lidera. Según los datos del Padrón Continuo (INE) a 1 de enero de 2015 había en España exactamente 8.573.985 personas mayores de 65 años, el 18,4% sobre el total de la población (46.624.382).
La imagen más extendida de una persona de la tercera edad es la de alguien con mala salud, muy poquito dinero, que apenas sale de casa, temerosa ante cualquier cambio o novedad? en una palabra, aburrida. Pero no todos los mayores son así, ni mucho menos. Los hay que todavía trabajan o que tienen unos ingresos bastante altos procedentes de los ahorros de su vida o de buenas pensiones, los hay que están en plenas facultades físicas y mentales, los hay completamente urbanitas y los hay, y muchos, con ganas de viajar y de hacer cosas nuevas que no podían permitirse mientras tenían que trabajar y cuidar de sus hijos. De hecho, son mayoría los jubilados que gozan de buena salud, tienen recursos económicos suficientes para vivir desahogadamente y viven de manera completamente independiente.