En la venta, tradicionalmente, se le ha concedido una importancia vital para conseguir buenos resultados, a la persona o personas que se dedican a la función de colocar productos o servicios a los clientes. Hace no tantos años era imprescindible tener vendedores "agresivos", persuasivos, impositores, enérgicos, convencedores, habladores?, es lo que buscan todavía demasiadas empresas, aunque cuando ves su rendimiento comercial a través de ciertas KPIs de ventas, compruebas que dicha selección de personal en ese ámbito, no atiende a las competencias y habilidades necesarias para alcanzar los resultados comerciales previstos.
En demasiadas ocasiones es la organización la que obstaculiza el trabajo comercial de sus vendedores, bien porque emite mensajes que incompatibilizan lo que hace la empresa con el deseo de compra del cliente, bien porque no aprende o no tiene un procedimiento de aprendizaje sobre el consumidor. No descubriré ahora la rueda diciendo que todo en el mundo comercial gira entorno a dos variables para tener impacto o éxito, como lo quieras llamar, esos dos parámetros que ha de mimar continuamente la empresa y por ende el vendedor son CLIENTE y RENTABILIDAD.