viernes, 12 de agosto de 2011

Cuidarás a tus trabajadores por encima de todas las cosas

Este debería ser el primero de los diez mandamientos que deben regir las políticas empresariales si tenemos en cuenta que seis de cada diez trabajadores considera que el trabajo afecta seriamente a su salud (encuesta realizada por Randstad). Para evitar esta percepción de que tienen los españoles, las compañías deberían llevar a cabo una serie de iniciativas y estrategias que favorecerán la felicidad y satisfacción de las personas para con sus empresas, lo que incrementará de forma indirecta la rentabilidad y productividad de la empresa.
Para que todo funcione correctamente hay que partir de una buena comunicación bidireccional y que tienda a la horizontalidad, no a las estructuras verticales, férreas, en las que la subordinación es muy acusada. Hay que hacer un seguimiento de la evolución de los profesionales y de las relaciones entre ellos mismos y con sus jefes.
Este primer punto va ligado a la definición clara y precisa de los roles de cada miembro de la organización, para evitar la sobrecarga de trabajo e identificar qué tareas y proyectos son responsabilidad de cada persona. Sin embargo, esto no debe afectar a la necesaria política de conciliación de la vida laboral y personal de los trabajadores.
La conciliación es un valor al alza entre los profesionales y resulta imprescindible para que el empleado pueda ofrecer lo máximo en los dos ámbitos, el profesional y el privado. Los planes de ayuda para favorecer la conciliación de los empleados pueden ser una opción muy valorada por la plantilla.
Finalmente, realizar un seguimiento personalizado de cada uno de los miembros del equipo. Hay que interesarse por ellos, escuchar a los trabajadores y, en la medida de lo posible, solucionar sus problemas y satisfacer las necesidades que manifiesten. Déjales hablar... pero escúchalos y, en caso de no poder darles respuestas positivas, siempre dar los motivos para ello.
Pero no todo está en manos de los directivos y dueños de las empresas. Las personas también deben poner de su parte para que el trabajo no les afecte a su estado de salud. Para ello, tomamos unos consejos de Randstad, especialista en soluciones de recursos humanos, que recomienda seis pautas para que la oficina no nos quite el sueño
1. Marcarse objetivos realistas en el trabajo.
En muchos casos las reducciones de personal han ido unidas a un aumento en las tareas o en la carga de trabajo de los profesionales que han mantenido su empleo. En primer lugar, tanto la empresa como el trabajador deben buscar objetivos realistas en el trabajo, que no desmotiven al empleado al considerarse desde un principio inalcanzables.
2. Priorizar las tareas.
Antes de ponerse a trabajar es preciso identificar aquellas tareas más urgentes o importantes en el día a día y evaluar las acciones que se deben realizar de manera inmediata, las que se pueden delegar o aquellas que son óptimas para ofrecer un valor añadido. Comenzar por las tareas prioritarias ayuda al profesional a ir eliminando acciones pendientes y progresar más rápidamente en la finalización de sus trabajos.
3. Pedir apoyo a compañeros y superiores.
Saber delegar o pedir ayuda en momentos de estrés no significa que el trabajador sea un mal profesional, sino que está desbordado por la cantidad de trabajo. El trabajo en equipo y la cooperación son dos factores que se deben fomentar y propiciar desde la organización y que siempre repercutirán en una mejora del funcionamiento interno.
4. Mantener una comunicación fluida con los superiores.
En muchos casos los trabajadores no ponen en conocimiento de sus jefes su ritmo o volumen de trabajo, por lo que para el directivo resulta imposible predecir o identificar un problema. Mantener una comunicación directa con el superior ayudará a mejorar tanto la situación personal de los trabajadores como su posible repercusión en el empleo.
5. Mantener una alimentación correcta.
En otro orden de acciones, el empleado debe cuidar su alimentación, ya que ésta también puede afectar a su salud.
6. Hacer ejercicio.
La práctica habitual de ejercicio ayuda a eliminar o reducir los niveles de estrés y es positiva para estimular la producción de endorfinas, que aumentan la sensación de bienestar y reducen el dolor.
Muy Pymes

jueves, 11 de agosto de 2011

Los tipos de motivación y su influencia en la empresa

Normalmente hablamos de motivación como incentivo, algo que se ofrece al individuo para que se esfuerce en lograr un objetivo concreto. Sin embargo un análisis más profundo nos lleva a identificar distintos tipos de motivación y cada uno de ellos tiene una gran influencia en la empresa.
Por supuesto cada uno de los tipos identificables de motivación tienden a satisfacer las necesidades materiales, personales o espirituales del individuo, pero precisamente eso es lo que al final ayuda a que, dentro de una organización, la consecución de los objetivos individuales ayude al objetivo del colectivo.

El primer tipo de motivación es aquella que mueve a los individuos con la perspectiva de la obtención de un beneficio o de eludir una pérdida. Es la motivación inicial que se suele dar en una organización empresarial en base al premio que ésta pueda ofrecer por el rendimiento de sus trabajadores, incentivos económicos, primas u otro tipo de ventajas extrasalariales. Esta motivación es la que está orientada a satisfacer las necesidades básicas.
Otro tipo es la motivación que puede obtener un indivíduo por la satisfacción personal de realizar su tarea de forma adecuada. Este tipo juega más con la autorealización de la persona y, a largo plazo, es mucho más efectiva que la primera, ya que está muy relacionada con la implicación de la persona con su trabajo, más allá del objetivo material que puede obtener de él.
La tercera clase de motivación se da cuando el individuo se mueve en consideración a los efectos que sus acciones producen sobre las necesidades ajenas. Es lo que podríamos asimilar al sentido de la responsabilidad o del deber. Es importante tener en cuenta este tipo de motivación puede tener efecto en las necesidades de dentro de la propia organización (entre compañeros del mismo equipo de trabajo o de otros departamentos) o de fuera (clientes, proveedores, la sociedad en general, etc.)
El poder manejar los tres tipos de motivaciones en cada individuo de nuestra organización aumentará su productividad. Desde luego el perfil individual de cada persona es importante y es normal que cada uno sea más motivable en una de las clases que en las otras, el trabajo de la dirección es gestionar las tres y saber adaptarlas a cada caso particular.
En Pymes y Autónomos

miércoles, 10 de agosto de 2011

Ser banqueros de vuestros clientes

Enciendes la televisión y te la encuentras a todas horas: Bankia y su campaña de colocación de acciones, con su llamamiento a los aspirantes a banqueros, perdón, bankeros. Claro que, ya puestos, y quizás con menos riesgos y más beneficios, me atrevo a recordaros que las pymes tenéis otra vía para ser banqueros: ser banqueros de vuestros clientes. ¿Cómo hacerlo y cuáles son los beneficios?
Partamos de que, consciente o inconscientemente, la inmensa mayoría ya sois banqueros de vuestros clientes. ¿Quién no financia a sus clientes? Pocos sectores pueden permitirse ese lujo. Incluso cuando hablamos de pago al contado, en la inmensa mayoría de los casos, es realmente un pago aplazado. Así que si sois conscientes de ello, de vuestro status de financiadores, conviene gestionarlo adecuadamente. Eso significa clasificar a los clientes, establecer políticas de descuento por pronto pago, repercutir los costes financieros y de riesgo en los productos, etc. En última instancia, discriminar por clientes y operaciones vía margenes. Pero esto, estoy seguro, no será una novedad para la mayoría. La siguiente posibilidad tal vez si.
En muchos sectores vuestros clientes tienen dificultades de acceso a la financiación. Pensemos en aquellos pequeños autónomos a los cuales les pagan con papel comercial, con efectos, e incluso siendo buenos estos, no tienen ninguna fuerza de negociación con sus bancos. Los bancos, al tener poco que ganar con ellos, les ofrecen lineas de descuento mínimas a precios elevados, o directamente nada si no cuentan con un cierto patrimonio detrás.
Si vuestra posición financiera es buena, y contáis con caja, o bien con lineas de descuento disponibles, podéis tomar ese papel como medio de cobro. Vuestro clientes os lo endosará, descontándoselo vosotros. Evidentemente le aplicareis un tipo descuento que será superior en todo caso a lo que os cueste a vosotros en el Banco, amén de poder tener la sartén por el mango en la negociación del precio de vuestro género. Ganáis por las dos vías y fidelizáis a un cliente. ¿Os interesa? Pues tan solo recordaros unas breves ideas al respecto.

  • Al cliente, a diferencia de si lo descontase en su Banco, no le figurará en la CIRBE dicho riesgo.
  • Es necesario un control del riesgo de ese cliente, un análisis de ese papel, y un adecuado seguimiento de las formalidades precisas para no perjudicar las garantías
  • Colaborad con vuestro Banco en el punto anterior. No le ocultéis vuestro proceder, especialmente si empezáis a descontar papel de terceros no clientes vuestros, y de sectores ajenos al vuestro, lo que supone más riesgo. En este último caso casi os recomendaría usar fondos propios como fuente de financiación.
  • Ojo con incurrir en colaboración en temas de blanqueo.
  • Conviene tener cuidado con clientes en situaciones preconcursales, pues podemos tener sorpresas desagradables si finalmente llegan a concurso.
Ambiciosos si, prudentes también. En Pymes y Autónomos

martes, 9 de agosto de 2011

Dale una inyección de energía a tu equipo

Si entendemos “energía” como el impulso que nos ayuda a desarrollar una labor con máximo rendimiento, una buena coordinación y adaptación a los problemas nos daremos cuenta de que equivale a hablar a la suma de las motivaciones individuales de un grupo de trabajo pero también a un extra que surge de la propia unión de todos.
Si contamos con un alto nivel de participación en las tareas, una responsabilidad delimitada y unos objetivos claros y reconocidos por todos, habremos iniciado un camino que deberemos continuar mediante algunos puntos importantes para mantener y potenciar la energía del equipo. Podemos resumirlos en tres aunque seguramente existen otros muchos adicionales.


Conocimiento y cohesión

Los equipos de trabajo, según la labor a desarrollar, suelen funcionar de forma más eficiente cuando no existen diferencias motivacionales radicales entre sus miembros. Por ello es importante que los individuos se conozcan y que sean igualmente estudiados por las personas encargadas de realizar dichos grupos.
El conocimiento mutuo dentro de un equipo bien formado nos ayudará a comprender los diferentes enfoques que se den en el día a día y evitará que se pierda energía en discutir labores de fondo que poco pueden tener que ver con el trabajo a realizar. Un grupo cohesionado viene acompañado por su propia energía.

Presente y futuro

Todos los miembros del grupo deberían conocer el objetivo que se persigue con la labor anticipando los problemas a los que previsiblemente se enfrentarán y poniendo en común las metas individuales en pro del beneficio común. Este paso puede complementarse con un análisis DAFO que también será útil respecto al punto de conocimiento y cohesión anteriormente descrito.
Este primer paso, por tanto, no solo consistirá en descubrir cuál es la meta sino cómo planeamos llegar a ella y cómo, individualmente, podemos influir en el resultado final de forma eficaz y facilitar la labor de los demás miembros. Es bueno establecer entre todos unos parámetros que nos puedan servir como datos de control.

Expectativas y reconocimiento

¿Qué se espera de cada miembro del grupo? ¿qué se espera del conjunto? Para dirigir adecuadamente las energías individuales tenemos que proporcionar información sobre cómo se va a medir el trabajo, lo que se espera de cada uno y aclarar las personas que tendrán autoridad y sus funciones.
El conocimiento de los roles dentro de un equipo ayudará a que las fuerzas se dirijan eficazmente pero hay que apoyarlo con una buena selección de líderes que no provoquen problemas internos ni riñas por la autoridad conferida. Cada objetivo puede tener su propio responsable pero no es bueno que existan demasiados dentro de una misma línea de trabajo.
Entre las expectativas tenemos que introducir el material o procesos de apoyo que acompañarán el trabajo de todos. De esta manera se le podrá dar un buen uso y aprovechar las herramientas que pone la empresa a disposición de sus trabajadores.
Por último, todo esto no sería suficiente si no lo acompañáramos por un buen sistema de salarios, incentivos y motivaciones adicionales basadas tanto en el premio económico como en la simple atribución de méritos y reconocimiento de las capacidades de cada uno.
Para poder realizarlo de manera adecuada hay que plantear unos procesos de control justos y lo más objetivos posibles para que cada individuo sepa cuál es su progresión y entiendan lo que deben mejorar antes de que finalice la tarea y se establezcan objetivos individuales.
En Pymes y Autónomos

lunes, 8 de agosto de 2011

Una buena gestión del equipo pasa por una correcta delegación

Una de las cuestiones más importantes y en la que muchos líderes, gestores o jefes de equipo no caen en la cuenta, es en la importancia de la delegación para gestionar un equipo de trabajo. Pero, si es algo con reconocidos efectos positivos, ¿por qué no la practican?
Las principales razones de por qué muchos jefes no la practican son:

  1. Desconfianza en el equipo, lo que le lleva a asumir la máxima carga de trabajo posible
  2. Afán por acaparar tareas
  3. La obsesión por querer controlarlo todo en demasía 

Aunque todas son un lastre, la primera de ellas, la desconfianza, es la más grave puesto que deja mostrar un grave error, ya que difícilmente podamos alcanzar el éxito si no creemos en nuestro equipo. Para que un equipo funcione, este ha de estar integrado, debe trabajar a una sola voz, y ha de pretender, con el esfuerzo de cada uno de sus integrantes a su nivel, la consecución de los objetivos departamentales en la misma dirección.
Tras haber vivido distintas experiencias en las organizaciones en las que he tenido oportunidad de trabajar, la experiencia me dice que los mejores jefes son aquéllos que ‘dan cancha’ a sus subordinados mediante una correcta delegación. De este modo, los jefes podrán centrarse más en tomar las decisiones y trabajos más complicados al disponer de más tiempo para lo que realmente es importante, y los miembros del equipo podrán potenciar uno de los aspectos más sensibles y que menos se cuidan en coyunturas como la actual, como es la autorrealización en el trabajo.
En Pymes y Autónomos