viernes, 23 de septiembre de 2011

La crisis es el mejor momento para que surjan emprendedores

A los 17 años, Carlos Barrabés (Benasque –Huesca–, 1970) tomó una decisión que marcó su vida: sería su propio jefe. Tras pasar siete años en un internado (“era la única opción para poder estudiar viniendo de un pueblo pequeño”, recuerda), decidió que nadie volvería a decirle lo que tenía que hacer. Sólo le quedaba una alternativa: ser empresario.

La ocasión llegó en 1995, cuando montó barrabes.com, uno de los primeros portales de Internet que sobrevivió a la crisis de las puntocom y que ha dado origen a un innovador grupo de empresas dedicadas al comercio electrónico y la consultoria, entre otros negocios. El grupo facura 18 millones de euros al año.

Su éxito como emprendedor y su trayectoria como asesor de multinacionales, experto en innovación e impulsor de diversos proyectos sociales, le han servido para entrar a formar parte del elitista Foro de Davos. Hace una semana, la organización suiza dio a conocer la lista de 197 jóvenes menores de 40 años considerados Líderes Globales. Sólo dos nombres aparecían representando a España: Barrabés y la ministra de Defensa, Carme Chacón.

Nueva agenda
Desde el momento en que se conoció la noticia, la vida de Barrabés ha sufrido un acelerón. Durante un día, tuvo que cancelar su agenda porque su teféfono no paró de sonar. “Yo sabía que esto era importante, pero no pensé que tuviera tanta repercusión”, explica.

Su página de Facebook muestra decenas de comentarios de felicitación y, lo más sorprendente, mensajes de agradecimiento de Barrabés a todos ellos. “Me he criado en un mundo de montañeros y su valor es la
humildad. Cuanto más altas son las cimas que conquistan, más humildes son. Yo intento recordar esta máxima ”, explica.

Barrabés es un tipo peculiar. Como él mismo dice, debe ser el único empresario incluido en la lista de Davos que no ha pisado una universidad americana ni una gran escuela de negocios. Estudió Turismo –“porque mis padres me obligaron”– y se fue a Nueva York con lo que ganó enseñando el Pilar a los turistas. “Aquel viaje fue una de las experiencias más fuertes de mi vida. Descubrí el mundo”, recuerda. Es un hombre espartano.
Le encanta el mundo de la distribución y conocer tiendas, pero siempre va vestido igual: camisas azul oscuro y chinos de color beige. “Mucha gente debe pensar que no me cambio, pero es que me simplifica
mucho la vida”. Y nunca lleva corbata, “sólo para ver al Rey, en las bodas y... en mi boda”. Hace tres años, se casó con Patricia. Tienen dos hijos.

Su vida en Banesto

Aunque Barrabés es conocido por su negocio y su vinculación al mundo de la montaña, esto es sólo la punta del iceberg de su vida empresarial. “Yo no sirvo para hacer una sola cosa”, reconoce. “A mí me gusta empezar grandes proyectos, poner en contacto a gente y montar cosas que luego organizan y dirigen otros”, explica. A su empresa le dedica un 10% del tiempo. “Tengo un gran equipo y están mis hermanos, José y Arturo, para dirigirla”, explica. “Mi ambición no es tener una empresa gigantesca. Es hacer cosas interesantes y disfrutar con ellas. Yo así soy feliz”.

"Yo no sirvo para hacer una sola cosa. Me gusta empezar grandes proyectos y que los dirijan otros"
Barrabés se dedica a ser consultor de grandes compañías y a hablar sobre innovación. Viaja a China, India y Estados Unidos varias veces al año. Trabaja para Vodafone, FM Logistic, Ideas4all, la red social Asokha y, sobre todo, Banesto. “El banco ha sido mi gran escuela”, dice.

La relación empezó hace ocho años y, desde entonces, es asesor de Ana Patricia Botín en temas relacionados con pymes e innovación. Dedica al banco el 50% de su tiempo. Botín debió quedarse sorprendida cuando Barrabés apareció en su despacho en mangas de camisa, botas de monte y sin ningún complejo. Al mes, estaba contratado. “Ellos querían ser el banco de las pymes y yo les ayudé a entender ese mundo”, dice.
Si de algo sabe Barrabés es de lo que necesita un pequeño empresario. En parte por su experiencia personal y también por su red de contactos tejida gracias a su faceta como conferenciante. No es un gurú al uso, básicamente porque no cobra (“sólo cuando me invita una gran empresa y, generalmente, lo dono”). Lo hace porque considera que hay que demostrar a las pymes cómo pueden sacar partido a la
tecnología. El verano pasado se puso a contar y “me salieron unos 100.000 empresarios que han escuchado mis charlas”. Soria es la única capital de provincia española en la que no se ha subido a un estrado.

De 19 a 4.000

En 1995, cuando empezó a hablar sobre cómo Internet podía cambiar el mundo, sólo fueron a escucharle 19 personas. La cosa fue mejorando y, cuando Bill Gates vino a España hace unos años, Barrabés habló ante 4.000 personas en Ifema. ¿De dónde sale esta labor evangelizadora? “Bueno, de pequeño, quería ser neurocirujano o misionero. Quizás la segunda alternativa caló más hondo...”, dice.

Barrabés asegura que ahora, en medio de la crisis, es el mejor momento para descubrir nuevas vocaciones empresariales. “Cuando las cosas van bien, hay pleno empleo y mucho trabajo en la Administración pública, es difícil que la gente asuma riesgos. Todo es demasiado fácil. Ahora, en plena crisis, es cuando muchos se pueden lanzar a crear su propia empresa”.

Cambio de imagen

En su opinión, varios factores influyen en este cambio. Por un lado, “ya no está mal visto en España ser empresario”, dice. Por otro, el perfil también ha cambiado. El prototipo de emprendedor ya no es el de un hombre hecho a sí mismo, que empieza desde cero y trabaja solo. Ahora, están preparados, tienen buenas ideas y trabajan de dos en dos, “lo que quiere decir que saben compartir el riesgo y el conocimiento, algo fundamental en los negocios ahora mismo”.

Además, son ambiciosos. “Antes, se veía el ser empresario como una fórmula de autoempleo. Ahora, los jóvenes vienen con la idea de hacer algo grande y de ganar dinero, y esto es bueno”, explica.

"Sabía que estar en Davos era importante, pero no pensaba que tendría tanta repercusión"

El resultado es que hay un gran nivel en las pymes españolas, pero el empresario oscense echa de menos un mayor apoyo por parte de las grandes multinacionales. “Hay grandes grupos en España que deberían ser
el motor para que muchas pymes salieran adelante en el extranjero. Tenemos pymes excelentes, pero necesitan más de apoyo de las grandes”.

Barrabés cree que España es un país lleno de emprendedores en potencia. “Para ser empresario necesitas visión, liderazgo y asumir riesgos. Hay gente en empresas y en la Administración que hace esto todos los días”, dice Barrabés. Sólo les falta un empujón... y dinero.

El problema de que no haya más empresarios se debe a la falta de apoyo financiero. “Los bancos pueden ayudar, pero donde de verdad está la clave es en el capital semilla, en que la gente con dinero apueste por estos emprendedores y les ayude a montar el negocio”, dice. No se necesitan grandes cantidades. Entre 50.000 y 100.000 euros son suficientes para montar una empresa. Barrabés participa siempre en tres
o cuatro nuevos proyectos. “Un emprendedor puede cambiar el mundo”, asegura.

“Cuando te crees que eres tonto, es que hay una burbuja”

Carlos Barrabés tiene un don para explicar las cosas complicadas de forma sencilla. “Cuando te crees que eres tonto, porque no entiendes lo que pasa a tu alrededor, es que hay una burbuja”, dice. Él ya ha vivido
tres: la del 92, la de las puntocom y la actual. La primera no le pilló todavía en el mundo de los negocios y de la segunda se libró por falta de ambición.

“En mi casa, siempre hemos tenido una mentalidad muy de pyme y esto nos llevó a rechazar ofertas buenísimas en la época en que todos los negocios de Internet se vendían a precio de oro”, dice. El espíritu
empresarial de Barrabés viene de familia. Sus padres tenían en Benasque, un pueblo de 2.000 habitantes al pie de los Pirineos oscenses, un bazar donde se encontraba de casi todo, incluido material de montaña que muchos alpinistas compraban allí. En el verano de 1995, Carlos y su hermano José, que trabajaban en el negocio familiar, descubrieron lo que era Internet.

"Me he criado entre montañeros y su valor es la humildad. Intento recordarlo siempre"

Pedro Pascual, un profesor de Física de la Universidad de Barcelona que veraneaba en el pueblo, les enseñó lo que empezaban a ser las autopistas de la información. Tras dar un par de vueltas a aquel descubrimiento, los dos hermanos pensaron que se podría vender a través de aquel nuevo canal. Y así nació barrabes.com, un portal de referencia para los amantes de la montaña, que recibe cerca de 20.000 visitas diarias y tiene clientes en 40 países. Sus clientes gastan una media de 90 euros por pedido.

Quince años después, el negocio ha evolucionado. El bazar de Benasque es una tienda imponente de cinco plantas y el grupo cuenta con la consultora tecnológica barrabes.biz, una editorial, una red de diez tiendas y una incubadora de proyectos. En total, 200 empleados y una facturación de 18 millones de euros. De la crisis actual, Barrabés prefiere ser optimista. “Lo fácil es decir lo mal que está todo, pero yo creo que España tiene una oportunidad para pensar qué quiere ser de mayor. Hay muchas empresas haciéndolo muy bien y hay oportunidades para quien se arriesgue”, dice.

Un artículo publicado en Expansión

jueves, 22 de septiembre de 2011

Se puede trabajar sin teléfono fijo

Hoy nos quedamos un buen rato sin servicio de voz en el teléfono fijo, aunque no sabemos si fue a causa de la tormenta o por otros problemas. Lo importante es que no nos quedamos incomunicados.

Gracias a Internet, pudimos comunicarnos por correo electrónico, Skype y Twitter y además nuestros móviles funcionaban sin problemas.

telefono

Y el problemilla nos hizo pensar si así serán las cosas dentro de muy poco tiempo: negocios conectados, pero sin necesidad alguna de teléfonos fijos.

Lo que podemos asegurar es que se puede trabajar sin teléfono fijo.

lunes, 19 de septiembre de 2011

4 preguntas clave antes de montar un negocio

Un negocio tendrá éxito en la medida que resuelva una necesidad mejor que lo que ya existe en el mercado.
No importa qué tan buena sea la torta de chocolate que le enseñó a preparar su abuela o que tan buen contador o diseñador gráfico sea. El mundo no necesita más tortas de chocolate, contadores o diseñadores. Lo que el mundo necesita son compañías y profesionales que hagan las cosas mejor y de manera diferente.
Para constatar que va a generar valor y que hay espacio en el mercado para tener un negocio rentable, pregúntese:

1. ¿Cómo está resolviendo el mercado su necesidad?

Todos los productos o servicios cumplen una finalidad, una expectativa de beneficios. Resuelven, mejoran o facilitan  algo. Puede que lo que usted ofrezca sea nuevo, esto no significa que no haya competidores o sustitutos.
Evalúe cómo las personas están resolviendo aquello para lo cual usted será una alternativa. Creer que porque no existen competidores directos el mercado necesita su producto es una falacia. La gente ya lo está resolviendo, bien, regular o mal, pero lo está resolviendo.

2. ¿Está interesado en resolverlo de otra manera?

Por extraño que parezca y así no esté de acuerdo, en muchos casos las personas están totalmente a gusto con las opciones actuales. Así usted pudiera hacerlo mejor, no siempre las personas quieren cambiar.
Puede ser más fácil convencer al dueño de una mascota de pagar un jardín infantil para su perro que el lograr que las personas cambien su colchón cada cinco años a causa de los ácaros. Es cuestión de gustos y preferencias.

3. ¿Está dispuesto a pagar el valor que implica?

Es probable que muchas personas quieran resolver sus necesidades de una mejor manera, pero en realidad ¿está dispuesto a pagar por ello?
Y no es tan evidente, en muchos casos, una mejor solución es tan costosa que es preferible quedarse con lo actual así no sea lo ideal. Es una ecuación de costo/beneficio.

4. ¿Lo compraría?

Con frecuencia en muchas pruebas informales de mercado con los amigos, éstos afirman vehemente que su idea es inigualable, que no han visto nada similar y que muy seguramente tendrá éxito. Tenga cuidado. Por supuesto que los amigos desean que le vaya bien, pero es probable que no sean su grupo objetivo.
No es suficiente que a la gente le guste, es necesario que esté dispuesto a comprarlo.

Un artículo de