La idea es simple y muy cierta: todo lo que hacemos como trabajar a deshoras, tomar riesgos, no dormir lo suficiente, no salir de vacaciones y todos los sacrificios que realizamos en la búsqueda del éxito tienen un solo objetivo, y ese es el de alcanzar la felicidad, ya sea para nosotros mismos o para nuestros seres queridos.
La frase “el dinero no compra la felicidad, pero prefiero llorar en un Ferrari” la hemos escuchado miles de veces, y si bien nos hace reír un poco, si estás leyendo este artículo es muy probable que estés sumamente consciente de cuán cierto es.
1. No te olvides de cuidarte:
Aquello que nos interesa, está siempre al alcance, pero muchas veces nos olvidamos de cuidarnos a nosotros mismos en nuestro deseo de atender todas las necesidades de nuestra empresa y los de nuestros seres queridos. Y francamente, si no buscamos cuidar nuestra propia felicidad, no tardaremos mucho en darnos cuenta de que no es sostenible aquella búsqueda de felicidad para otros.
El dinero no lo es todo, ser la compañía más grande del mundo no garantiza afluencia emocional, pero sin embargo, si aquello que amamos está a nuestro alcance, si las personas que nos importan están disfrutando de la vida y nosotros podemos garantizar su bienestar… entonces vaya que sí importa.