Estamos
viviendo unos días en los que confiar en Empresas, Gobiernos e incluso
personas se está haciendo realmente complicado. La falta de principios,
ética y valores nos han convertido, como decíamos, no sin motivos, en
'desconfiados compulsvos' y en unos mal pensados.
Las
Empresas tienen claro que es mucho más fácil, y barato, retener a un
cliente que conseguir a uno nuevo y de ahí que en los últimos años
hayamos presenciado la aparición de mil y un clubes de fidelización.
Pero
el entorno cambia y con él nosotros y esos clubes de fidelización se
han quedado como algo 'cutre', ineficiente y anticuado y, para las
empresas, nada rentable.
Creemos
que invertir en fidelizar a los clientes es fundamental pero sí hay que
tener presentes las nuevas necesidades de éstos. Sus gustos han
cambiado. Sinceramente vemos que las cosas tienden hacia...:
1º Las tarjetas como soporte de identificación perderán peso en favor de dispositivos móviles u otros soportes con Apps específicas.
El 'plástico' está saturado y ya no tiene atractivo, además que, ¿cuántas tarjetas tenemos? ¿Cómo ha de ser la cartera? ¿Un carrito?. Están saliendo al mercado multitud de aplicaciones para nuestros móviles que nos ayudan a la fidelización. Por ejemplo Foursquare, mediante geolocalización, nos permite recibir ofertas y promociones de los locales cercanos a nuestra posición.
2º Integrar el mundo off/on line.
Las nuevas tecnologías están provocando, por mucho que nos 'veamos' en Facebook, un grave distanciamiento y deshumanización de las relaciones personales. Por ese motivo la relación personal selectiva y personalizada creemos que cobrará fuerza en las relaciones comerciales y especialmente en los clubes de fidelización.
Un buen ejemplo de combinación de la experiencia on/off es la que la aerolínea KLM, con su programa KLM Surprise,
realiza, haciendo regalos personalizados y que son entregados en mano a
los viajeros frecuentes de su programa de fidelización.