La ley del valor nos dice que el sentido no solo de la empresa, sino de toda organización, es crear y aportar a su entorno algo que este considere valioso. El tronco común del término valor es el deseo de “ser” y de “lograr” de cada uno de los protagonistas en la cadena de valor de la empresa: el cliente, el proveedor, los trabajadores, la sociedad, el accionista.
Pero, en términos de valor, el cliente es el rey, porque tiene valor lo que el cliente estima que tiene valor, con su deseo íntimo de “ser” o de “lograr” aquello que contribuye a su prosperidad, que le evita o resuelve problemas, que satisface sus necesidades.