Acabas de presentar tu proyecto emprendedor en un foro de inversión, la adrenalina de haber pasado la prueba todavía recorre tus venas y estás ansioso de llegar a la sala del vino español (networking que dicen los anglosajones) para poder ampliar la información de tu proyecto con alguno de los inversores asistentes.
Hoy es tu día de suerte, cerveza en mano se acerca a ti un inversor y empieza a hacerte preguntas sobre tu proyecto. Que si escala o no escala, que si ya has hecho ventas, que de dónde viene la idea…
Finalmente y como gran despedida os intercambiáis las tarjetas y ves recompensados tus esfuerzos pero, ¿qué va a pasar mañana? ¿te llamará el inversor? ¿debes llamarle tú? ¿de verdad estaba interesado?
Pocas veces los emprendedores tienen la suerte de que los inversores les digan realmente lo que piensan de sus proyectos, pues es más cómodo no decir nada y olvidarse al minuto de los que no interesan, pero esto no ayuda a mejorar ni las presentaciones ni los proyectos.
Estas son algunas claves de lo que se esconde detrás de algunas frases hechas: