Llevaba tiempo prometiendo, por aquí y por allá, que iba a escribir un post sobre el Talento. No era una cuestión de pereza ni de falta de ganas lo que me frenaba a hacerlo. Era el tema en sí, el concepto, lo grande que parece y que realmente es, la importancia que tiene o la que ha deja de tener por su exceso de uso en todas las conversaciones, artículos, entrevistas,…incluso posts.
Y aquí, finalmente, va mi granito de área sobre este gran tema, el talento: os dejo algunas reflexiones que seguro invitan a otras, más o menos profundas, compartidas o no, pero siempre bienvenidas y seguro que apreciadas todas.
Antes de intentar definir el concepto o plasmar aquí la definición del diccionario o la de un gran gurú o de cualquier experto, que hay muchos, aclararé que lo que me interesa del talento, aquí y ahora, es su relación con este apasionante mundo del emprendimiento y su gran vinculación con la viabilidad y futuro de toda Startup.
¿Habéis buscado en Google por Talento y Startup? Yo estoy tentado, pero no lo voy a hacer: seguro que me devuelve cientos de miles de entradas y no sabría qué hacer. Lo mismo podría refinar la búsqueda con algo así como: “talento del bueno” y “startups de las que molan”…Vamos, que no iba a conseguir nada, porque todo el talento es bueno y todas las startups también, o no?
De entre todas las variables que suele manejar una startup o un emprendedor: idea, plan de negocio, propuesta de valor, previsiones, financiación, etc., suelo decir que es el talento el concepto que pondría siempre en los primeros lugares de esa lista y es lo que va a determinar que todas las demás piezas encajen y funcionen. No es una pieza más y tal vez debería corregir el título de este post, porque más que un engranaje de esa maquinaria que es el emprendimiento, el talento es el combustible que pone en marcha y alimenta el motor de una startup.
¿Y qué es lo que entienden los emprendedores por talento cuando se enfrentan con el proceso, bienvenido sea, de hacer crecer el equipo? Pues seguramente estarán mirando más allá de un brillante expediente académico, con máster incluido. Y seguro que el expediente no va a ser lo que más puntúe a la hora de elegir el candidato. Las startups quieren incorporar a sus proyectos personas con motivación, con ilusión, con espíritu de equipo, luchadores, dispuestos a… ¿a qué? Pues dispuestos a hacer lo que hacen aquellos que les necesitan, los emprendedores: a poner toda su pasión en un proyecto que les permita desarrollar su carrera.
Entonces, ¿qué es el talento? ¿dónde está? ¿no es talento lo que buscan los emprendedores?: claro que buscan talento, pero todo lo dicho, con algún ingrediente más, como la capacidad de adaptación y la creatividad, es lo que hace que un joven, alguien no tan joven, profesionales con más o con menos experiencia, puedan ser considerados talento.
Además, el talento hay que desarrollarlo, cuidarlo, nutrirlo, crecerlo, y eso es no sólo está en manos del profesional (con talento), sino en todo lo que le rodea: el proyecto, su papel en el mismo, el entorno de trabajo y por supuesto, en el emprendedor, en su manager. No voy a explicar ahora cómo y por qué pueden influir el emprendedor, los directivos de la startup, en el desarrollo del talento de cualquiera de los miembros del equipo…No, casi lo vamos a dejar para otro post.
También tengo pendiente hablar en alguno de mis próximos artículos de la motivación, mencionado unos párrafos más arriba, y sin las cuales va a ser difícil emprender o embarcarse en un proyecto de futuro. Se me siguen amontonando los temas para futuros posts…