Uno de los habituales lugares comunes sobre cómo vender y cómo llamar la atención de los consumidores es el de que echar mano del sexo funcionará siempre. Al fin y al cabo, el recurso es muy antiguo y ha servido para atraer a los consumidores posiblemente desde el principio de la publicidad de masas.
Las cremas de la Belle Époque o de los años 20 ya apostaban por eslóganes como el que crearían pieles que empujarían a ser tocadas para convencer a sus consumidores de que eran la mejor opción para comprar. Y desde siempre se ha jugado con dobles sentidos para conseguir despertar el interés de los consumidores en un mundo lleno de mensajes y en el que cada vez hay más marcas intentando llamar la atención.
Los ejemplos de que el sexo vende (o vendía) han sido variados durante los últimos años. Uno de los más claros ejemplos son los anuncios de los desodorantes Axe, que emplean el recurso de que servirán para llamar la atención del sexo opuesto como elemento para llamar la atención de sus potenciales consumidores.