Las marcas invierten recursos en el diseño de estrategias y propuestas cuyo objetivo es el que los consumidores actúen en consecuencia. Pretenden generar pautas de consumo y generar reacciones. En definitiva, cambiar el curso natural de su vida. ¿Se han parado a pensar si es eso lo correcto?
Quizá hayamos pasado por alto una premisa tan básica como que son los hábitos los que determinan las acciones. No podemos luchar por cambiar la conducta de nuestro público objetivo, sino adaptarnos a ella, y conseguir formar parte de ella.
Una interesante teoría expuesta por el Doctor Art Markman, quien trabaja en el análisis de los hábitos de los clientes y cómo las empresas pueden desarrollar productos y servicios que se adapten a este comportamiento. De este modo, contaremos con una gran ventaja: los clientes ya están predispuestos a pasar a la acción.
Para llegar a ello, las marcas deben comenzar por cambiar sus propios hábitos, en aras de conocer mejor a sus clientes e identificar dichas rutinas y pautas de comportamiento. Ello pasa por: