Tomar esta decisión requiere mucho cuidado, existen varias cuestiones sobre las que meditar antes de dar el gran salto hacia la autonomía empresarial. Veamos algunas.
- El peor jefe: no creas que ya lo has conocido, no, que va, recuerda que cuando se es dueño de un negocio se trabaja para el empleador más severo y que no será nada más ni nada menos que tú mismo. Ahora el negocio es tuyo exclusivamente, serás el que más se tenga que exigir. Además, tus clientes serán como tus jefes, por lo tanto trabajarás para más de una persona.
- Realizar un plan sólido y real: tener muy claro qué tipo de emprendimiento vas a realizar (definir bien el nicho), si lo harás sólo o en compañía, qué dificultades vas a tener que enfrentar (pros y contras). Cuando todo esto esté claro y definido, ahí sí podrás dejar tu trabajo actual.