¿En qué invertimos cuando invertimos en Venture Capital?
Aún sin tenerlo claro, sabemos que la palabra nos hace referencia a
algo sofisticado. Es un término que se identifica con toda una cultura
inversora que proviene la zona de Silicon Valley, California, EEUU.
Hablamos de Elevator Pitch, de Deals, de “10x”, de Business Plan, etc.
Pero, ¿en qué estamos invirtiendo realmente?
Es sabido que cada inversor genera una relación única con cada
inversión. Cada inversor tiene su propia percepción de una misma
oportunidad y por eso algunos la aceptan mientras que otros la rechazan.
Aún así, existen diversos manuales de inversión que enseñan a hacer
evaluaciones profesionales de las oportunidades. En esta nota vamos a
repasar algunos de los principales atributos que mira un inversor cuando
analiza invertir en el Capital Semilla de un emprendimiento.
Para darle un contexto a quien no esté
familiarizado con el tema, una inversión en Venture Capital puede ser
explicada a partir del viejo concepto de Sociedad en Comandita, en donde
algunos socios se dedican principalmente a la gestión y otros se
limitan al aporte de capital. Con un poco de imaginación y buena
voluntad, podemos pensar que, para un inversor, este concepto cabe como
un “Instrumento de Inversión”, y desde esa perspectiva vamos a hacer el
análisis.
Como Instrumento de Inversión, ¿qué es lo que se “compra” de la
inversión? ¿un plan de negocios? ¿el CV de los emprendedores? ¿una idea?
¿renta? ¿un activo? ¿un flujo de fondos? ¿la oportunidad de
involucrarse?
Las personas generan ideas todo el tiempo. Los emprendedores de
negocios tienen la capacidad de transformar una idea en un negocio… pero
no siempre. Existen excelentes ideas que no funcionan como negocio, por
lo tanto, es habitual que el inversor no compre una idea, sino un
negocio basado en la idea. Entonces, ¿como evaluamos la oportunidad de
negocio?
viernes, 6 de enero de 2012
jueves, 5 de enero de 2012
El valor de los Valores
La crisis ha creado una bifurcación en las maneras de enfocar un
negocio. Ahora hay que tener especial atención a aquello que no se ve,
ya no vale con poner la mirada sobre el beneficio “cueste lo que
cueste”, porque la sociedad exige el “cómo”, “por qué”, “para qué”.
Además, la masificación de productos y servicios ha hecho que el valor
de lo intangible sea cada vez más importante a la hora de posicionarse
en un mercado y crear una empresa.
La marca de la empresa es algo esencial, es el nombre que la identifica, lo primero que recuerda un cliente y por ser algo tan primario y necesario también es una cuestión que requiere de otros complementos intangibles para crearla. La marca no será factible si no hay una buena definición de la identidad de la misma, porque la imagen que los consumidores tengan de la marca dependerá en gran medida de la identidad, lo que significa la marca, la promesa explícita (o no) que representa.
Aunque parece algo banal, se debe definir tras un análisis previo, teniendo en cuenta el público objetivo, la competencia y también tener en cuenta lo que la empresa es capaz (en términos reales) de ofrecer.
Todo esto no tiene ninguna valía si la empresa no es capaz de crear reputación, sin duda el intangible más delicado, costoso pero importante. La reputación conlleva confianza, y la confianza es pieza clave para el consumo. La buena disposición al cliente, trato agradable, personal, pero también importancia por valores como la sociedad, el medio ambiente, causas sociales, desarrollo sostenible, etc, son los méritos necesarios para conseguir una respaldada reputación. Aunque la reputación se va ganando con el paso del tiempo, es útil plasmar unos objetivos desde el principio, que se reflejan en el diseño de la identidad.
A veces, las marcas más conocidas no son necesariamente las marcas mejor valoradas ni con mejor reputación. Aunque hay organismos que se dedican a medir este intangible, como el MERCO o el Corporate Excellence, lo que realmente importa es lo que la gente piensa de la empresa y esto no es medible, aunque uno se puede hacer una idea mirando comentarios en foros, “googleando” su empresa, etc…
El método de comunicación de la reputación más rápido, es el boca a boca, por eso la reputación es algo tan delicado y hay que saber gestionarla. Pero si se hace bien, la empresa conseguirá posicionar su marca de manera satisfactoria y logrará que la imagen de su empresa gane valor y por ende la marca comience a crecer en prestigio y la empresa en beneficio.
Por eso, es imprescindible, para todos aquellos que quieran montar una empresa o ya estén en ello, que tengan en cuenta la marca, pero sobre todo lo que hay detrás de ella, porque igual que el aire es un intangible imprescindible para sobrevivir, así los valores intangibles que crean una marca son básicos para la supervivencia de una empresa.
Patricia Cardenal Acosta
Estudiante de Periodismo
La marca de la empresa es algo esencial, es el nombre que la identifica, lo primero que recuerda un cliente y por ser algo tan primario y necesario también es una cuestión que requiere de otros complementos intangibles para crearla. La marca no será factible si no hay una buena definición de la identidad de la misma, porque la imagen que los consumidores tengan de la marca dependerá en gran medida de la identidad, lo que significa la marca, la promesa explícita (o no) que representa.
Aunque parece algo banal, se debe definir tras un análisis previo, teniendo en cuenta el público objetivo, la competencia y también tener en cuenta lo que la empresa es capaz (en términos reales) de ofrecer.
Todo esto no tiene ninguna valía si la empresa no es capaz de crear reputación, sin duda el intangible más delicado, costoso pero importante. La reputación conlleva confianza, y la confianza es pieza clave para el consumo. La buena disposición al cliente, trato agradable, personal, pero también importancia por valores como la sociedad, el medio ambiente, causas sociales, desarrollo sostenible, etc, son los méritos necesarios para conseguir una respaldada reputación. Aunque la reputación se va ganando con el paso del tiempo, es útil plasmar unos objetivos desde el principio, que se reflejan en el diseño de la identidad.
A veces, las marcas más conocidas no son necesariamente las marcas mejor valoradas ni con mejor reputación. Aunque hay organismos que se dedican a medir este intangible, como el MERCO o el Corporate Excellence, lo que realmente importa es lo que la gente piensa de la empresa y esto no es medible, aunque uno se puede hacer una idea mirando comentarios en foros, “googleando” su empresa, etc…
El método de comunicación de la reputación más rápido, es el boca a boca, por eso la reputación es algo tan delicado y hay que saber gestionarla. Pero si se hace bien, la empresa conseguirá posicionar su marca de manera satisfactoria y logrará que la imagen de su empresa gane valor y por ende la marca comience a crecer en prestigio y la empresa en beneficio.
Por eso, es imprescindible, para todos aquellos que quieran montar una empresa o ya estén en ello, que tengan en cuenta la marca, pero sobre todo lo que hay detrás de ella, porque igual que el aire es un intangible imprescindible para sobrevivir, así los valores intangibles que crean una marca son básicos para la supervivencia de una empresa.
Patricia Cardenal Acosta
Estudiante de Periodismo
martes, 3 de enero de 2012
Empiece por el final. Rinde más.
Una de las formas más efectivas para hacer que las cosas pasen y ser eficiente en el manejo del tiempo es empezar por el final.
Como dice el refrán “la correcta definición del problema es la mitad de la solución”.
Cuando se tiene claro qué se quiere, cuál es el entregable final, es mucho más fácil y coherente establecer el camino para llegar allá.
Si su meta es incrementar la distribución de su producto, ¿por dónde empieza? Al contrario, si visualiza su producto exhibido en las estanterías y siendo comprado por el consumidor, simplemente tendrá que devolverse, identificar cuál era ese punto de venta, quién le vende a ese punto de venta, cómo era ese consumidor y cómo estaba exhibido.
Si primero lo construye en su mente, será más fácil llevarlo a la realidad. Es como construir castillos en el aire, luego sólo hay que ponerle los cimientos.
Si va a abrir un restaurante piense primero en la experiencia que quiere transmitir cuando alguien entra y ordena un plato. Si va a desarrollar una campaña publicitaria, imagine qué dice la gente de ella, cómo la recuerda y cómo se la cuenta a sus amigos.
Empezar por el final tiene una enorme ventaja, cualquiera sea la estrategia o acción que desarrolle, estará en el camino correcto. No hay nada más frustrante que trabajar arduamente en algo que no funciona
Un artículo publicado en Bien Pensado
Como dice el refrán “la correcta definición del problema es la mitad de la solución”.
Cuando se tiene claro qué se quiere, cuál es el entregable final, es mucho más fácil y coherente establecer el camino para llegar allá.
El problema de empezar por el comienzo
Puede quedar envuelto en montañas de información, hacer grandes análisis, profundos planteamientos y dando vueltas en círculos. Corre incluso el riesgo de terminar desarrollando una solución para algo que ya no es un problema (demasiado tarde) o peor aún, una estrategia que no logra el objetivo (desenfoque).Empiece por el final
Muchos proyectos se postergan indefinidamente porque no sabe por dónde comenzar. Es tan grande y abrumador que sin una siguiente acción inmediata para ejecutar, continuará en la lista de pendientes.Si su meta es incrementar la distribución de su producto, ¿por dónde empieza? Al contrario, si visualiza su producto exhibido en las estanterías y siendo comprado por el consumidor, simplemente tendrá que devolverse, identificar cuál era ese punto de venta, quién le vende a ese punto de venta, cómo era ese consumidor y cómo estaba exhibido.
Si primero lo construye en su mente, será más fácil llevarlo a la realidad. Es como construir castillos en el aire, luego sólo hay que ponerle los cimientos.
Si va a abrir un restaurante piense primero en la experiencia que quiere transmitir cuando alguien entra y ordena un plato. Si va a desarrollar una campaña publicitaria, imagine qué dice la gente de ella, cómo la recuerda y cómo se la cuenta a sus amigos.
Empezar por el final tiene una enorme ventaja, cualquiera sea la estrategia o acción que desarrolle, estará en el camino correcto. No hay nada más frustrante que trabajar arduamente en algo que no funciona
Un artículo publicado en Bien Pensado
lunes, 2 de enero de 2012
¿Internet mató al videoclub?
Como decía la canción, el “video mató a la estrella de radio”,
ahora internet, sobre todo la banda ancha,¿ha venido a matar al
videoclub? Sin duda este es el modelo de negocio que se ha visto más
directamente afectado por las posibilidades que ofrece internet,
descargas legales, ilegales, paralegales, alegales…
Pero lo que mata realmente al videoclub ¿es simplemente la evolución tecnológica que lo va dejando atrás?, como antes quedo atrás la industria del pergamino cuando se inventó el libro. La única salida que tiene el negocio de alquiler de vídeos parece internet y no veo en España muchos videoclubes virtuales, pero sin embargo no veo tampoco nadie que se haya planteado la solución que planteo al final del artículo, el videoclub a domicilio.
El negocio de los videoclubs tuvo un considerable auge con la llegada del DVD, que no se replicó con la llegada del Blue Ray, a pesar de su sensible mejora de la calidad, aparecían por doquier máquinas que te permitían alquilar y devolver películas a cualquier hora y con la máxima privacidad. Pero ahora el negocio pasa por un mal momento ¿porque?
¿Es culpa del top manta?
Sin duda el top manta le puede haber afectado, pero yo sinceramente sigo prefiriendo gastarme dos euros en alquilar una película por medio día que comprármela por cinco euros exponiéndome a que la película sea una muy mala grabación, en la que hasta se oye estornudar al que graba; porque muchas de las películas del top manta no son más que eso, ya que salen antes de que se edite el DVD. No debería ser esa su principal competencia, no al menos si el usuario es mínimamente exigente.
¿Es culpa de las descargas por internet?
Podría parecer que si. Pero tampoco es muy razonable, por muy buena conexión que tengas, seguro que te lleva algo menos ponerte los zapatos y bajar al videoclub más cercano que descargarte una película, más aún si tenemos en cuenta que es más que probable que después de un buen rato descargando nos encontremos con que la película no era la que esperábamos, o que se oye al mismo filmador constipado. Desde luego no es más cómodo bajarse la película que bajarse a por la película. Aún así seguro que tiene eso parte de culpa.
¿Entonces de quien es culpa?
La culpa, como ya señalaba el ilustre pensador Rober Bodegas en una columna en un periódico que no he podido enlazar, es del insultante anuncio que te ponen al inicio de cada película. Un anuncio que no se puede saltar, que es largo, y que te recuerda a tí, que junto a los que van a comprar las películas a los grandes almacenes, eres el único público que paga, que la piratería está mal, que tu no le robarías la cartera a tu madre…
Ese sólo anuncio tiene un efecto muy pernicioso sobre el inconsciente, de tal forma que te entran ganas de rippear el video, cortarle ese anuncio y subirlo a internet para que lo descargue cualquiera.
De momento una buena alternativa, sencilla y económica sería ofrecer un servicio a domicilio que funcionase de la siguiente manera:
A través del teléfono o de internet se encarga una o varias películas, se admiten pedidos hasta cierta hora y se hacen repartos a un horario determinado, pongamos que de 20:00 a 22:00, de tal manera que sabes que entre esas horas te llegará la película a casa. Así el videoclub puede organizar el reparto (se supone que funciona a nivel local en un área no demasiado extensa) y si alguien desea que le lleven la película en un momento determinado, o se le cobra un sobrecoste por el trato VIP, o baja a por ella él mismo como hasta ahora.
Otra fórmula sería ofrecer el visionado a través de internet, o un servidor para descargarse legalmente la película; pero es una alternativa más compleja y costosa y en España el video en streaming y las descargas, todavía no le hacen sombra a la comodidad y rapidez de lo planteado antes.
En Pymes y Autónomos
Pero lo que mata realmente al videoclub ¿es simplemente la evolución tecnológica que lo va dejando atrás?, como antes quedo atrás la industria del pergamino cuando se inventó el libro. La única salida que tiene el negocio de alquiler de vídeos parece internet y no veo en España muchos videoclubes virtuales, pero sin embargo no veo tampoco nadie que se haya planteado la solución que planteo al final del artículo, el videoclub a domicilio.
El negocio de los videoclubs tuvo un considerable auge con la llegada del DVD, que no se replicó con la llegada del Blue Ray, a pesar de su sensible mejora de la calidad, aparecían por doquier máquinas que te permitían alquilar y devolver películas a cualquier hora y con la máxima privacidad. Pero ahora el negocio pasa por un mal momento ¿porque?
¿Es culpa del top manta?
Sin duda el top manta le puede haber afectado, pero yo sinceramente sigo prefiriendo gastarme dos euros en alquilar una película por medio día que comprármela por cinco euros exponiéndome a que la película sea una muy mala grabación, en la que hasta se oye estornudar al que graba; porque muchas de las películas del top manta no son más que eso, ya que salen antes de que se edite el DVD. No debería ser esa su principal competencia, no al menos si el usuario es mínimamente exigente.
¿Es culpa de las descargas por internet?
Podría parecer que si. Pero tampoco es muy razonable, por muy buena conexión que tengas, seguro que te lleva algo menos ponerte los zapatos y bajar al videoclub más cercano que descargarte una película, más aún si tenemos en cuenta que es más que probable que después de un buen rato descargando nos encontremos con que la película no era la que esperábamos, o que se oye al mismo filmador constipado. Desde luego no es más cómodo bajarse la película que bajarse a por la película. Aún así seguro que tiene eso parte de culpa.
¿Entonces de quien es culpa?
La culpa, como ya señalaba el ilustre pensador Rober Bodegas en una columna en un periódico que no he podido enlazar, es del insultante anuncio que te ponen al inicio de cada película. Un anuncio que no se puede saltar, que es largo, y que te recuerda a tí, que junto a los que van a comprar las películas a los grandes almacenes, eres el único público que paga, que la piratería está mal, que tu no le robarías la cartera a tu madre…
Ese sólo anuncio tiene un efecto muy pernicioso sobre el inconsciente, de tal forma que te entran ganas de rippear el video, cortarle ese anuncio y subirlo a internet para que lo descargue cualquiera.
De momento una buena alternativa, sencilla y económica sería ofrecer un servicio a domicilio que funcionase de la siguiente manera:
A través del teléfono o de internet se encarga una o varias películas, se admiten pedidos hasta cierta hora y se hacen repartos a un horario determinado, pongamos que de 20:00 a 22:00, de tal manera que sabes que entre esas horas te llegará la película a casa. Así el videoclub puede organizar el reparto (se supone que funciona a nivel local en un área no demasiado extensa) y si alguien desea que le lleven la película en un momento determinado, o se le cobra un sobrecoste por el trato VIP, o baja a por ella él mismo como hasta ahora.
Otra fórmula sería ofrecer el visionado a través de internet, o un servidor para descargarse legalmente la película; pero es una alternativa más compleja y costosa y en España el video en streaming y las descargas, todavía no le hacen sombra a la comodidad y rapidez de lo planteado antes.
En Pymes y Autónomos
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