Las principales razones de por qué muchos jefes no la practican son:
- Desconfianza en el equipo, lo que le lleva a asumir la máxima carga de trabajo posible
- Afán por acaparar tareas
- La obsesión por querer controlarlo todo en demasía
Aunque todas son un lastre, la primera de ellas, la desconfianza, es la más grave puesto que deja mostrar un grave error, ya que difícilmente podamos alcanzar el éxito si no creemos en nuestro equipo. Para que un equipo funcione, este ha de estar integrado, debe trabajar a una sola voz, y ha de pretender, con el esfuerzo de cada uno de sus integrantes a su nivel, la consecución de los objetivos departamentales en la misma dirección.
Tras haber vivido distintas experiencias en las organizaciones en las que he tenido oportunidad de trabajar, la experiencia me dice que los mejores jefes son aquéllos que ‘dan cancha’ a sus subordinados mediante una correcta delegación. De este modo, los jefes podrán centrarse más en tomar las decisiones y trabajos más complicados al disponer de más tiempo para lo que realmente es importante, y los miembros del equipo podrán potenciar uno de los aspectos más sensibles y que menos se cuidan en coyunturas como la actual, como es la autorrealización en el trabajo.
En Pymes y Autónomos
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