viernes, 8 de febrero de 2019

Multipotencialidad: personas hábiles en varias competencias

La multipotencialidad caracteriza a esas personas que, como Leonardo da Vinci, son hábiles en varias disciplinas. Son perfiles hiperactivos, inteligentes y altamente sensibles que a menudo, sufren estrés porque no saben en qué centrar su vida profesional y personal.


La multipotencialidad está presente en esas personas hábiles (e interesadas) en muchas disciplinas. Ahora bien, algo que en un principio podría definir a perfiles altamente virtuosos, da forma en realidad a situaciones de elevado estrés. La razón de ello está en que uno es incapaz de centrarse en una sola cosa, de ahí que siempre estén cambiando de trabajo, de estudios, de aficiones…

No sorprenderá a nadie si avanzamos, además, que este tipo de rasgo está presente sobre todo en hombres y mujeres con elevado cociente intelectual. Asimismo, suelen evidenciar cierta hiperactividad y una alta sensibilidad. De hecho, en los últimos años estamos viendo cómo en el ámbito psicológico aparece con mayor frecuencia este término:“multipotentialite” (multipotencialidad).
Entender y profundizar en esta dimensión nos podría permitir diversas cosas. La primera, ofrecer un mejor apoyo y recursos a esas personas -en especial jóvenes- que presentan tantos intereses y competencias que son incapaces de orientar su vida hacia un área en concreto. La segunda, entender que este perfil puede darnos grandes contribuciones sociales.
Ahora bien, lo que es más común, en cambio, es ver una realidad tristemente cotidiana. A menudo, tenemos a empleados o grandes profesionales verdaderamente frustrados. Llegan a un punto en sus carreras donde sienten haber tocado techo. Experimentan que podrían dar más de sí en otros ámbitos, y además que necesitan extender sus límites.
Sin embargo, se sienten indecisos a su vez a la hora de dar el cambiopor si en algún momento vuelven a experimentar la misma situación: las ganas de saltar a otro ámbito, a otro sector. Por otro lado, hay miedo a proyectar una sensación de inestabilidad.
El término psicológico “multipotencialidad” define a esos individuos con talento intelectual que presentan intereses en numerosos dominios. Son además capaces de alcanzar el éxito en muchas profesiones, sin embargo, casi siempre están obligados a tomar decisiones únicas y algo así, les limita y frustra completamente.

¿Cómo son las personas dotadas por la multipotencialidad?

Vivir, avanzar, crecer implica tomar decisiones. Sin embargo, la sociedad nos obliga a menudo a optar por una única opción en un momento dado. Desde el campo de la psicología vocacional, por ejemplo, se intenta facilitar las mejores estrategias para que las personas, llegado ese instante, sepan orientar sus estudios y objetivos laborales hacia unos objetivos concretos.
Sin embargo, ¿cómo hacerlo si tenemos delante a una persona con una clara multipotencialidad? Estudios, como los llevados a cabo por los psicólogos John A. Achter y David Lubinski (Universidad de Iowa), fijan la atención en este punto. En la importancia de dar un apoyo psicológico adecuado a las personas con un elevado CI para que puedan reorientar sus vocaciones de manera adecuada.
Sin embargo, ¿cómo hacerlo si lo que tenemos delante es a una persona con multipotencialidad? Más aún, ¿cómo reconocerlos? Achter, J. A., Lubinski, D., & Benbow, C. P. (1996) nos dan algunas claves.

¿Hiperactivos o personas con multipotencialidad?

Un problema que se encuentran las personas con multipotencialidad es que a menudo reciben la etiqueta del trastorno con déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Esto es habitual porque en el aula suelen ser alumnos muy nerviosos, inquisitivos, curiosos, incansables… Son esos pequeños que siempre interrumpen y que ansían pasar rápido a otras actividades.
Por tanto, es cierto que son hiperactivos. Y lo son porque necesitan estímulos constantes. Sin embargo, no presentan déficits de atención. Se concentran en la tarea y suelen ser persistentes en los objetivos (si estos le son interesantes)

Más sensibles, más receptivos

Las personas con multipotencialidad son auténticas esponjas. El mundo entero es a sus ojos un escenario fascinante del que aprender, en el que interactuar. Todo lo quieren saber, todo lo quieren tocar y también entender. Esa necesidad por experimentar y aprender viene mediada a menudo por su alta sensibilidad.
Las emociones son ese canal desde el cual establecer una conexión más intensa con su entorno. A veces, eso sí, les cuesta regular su comportamiento porque no es fácil controlar los sentimientos o los impulsos cuando la curiosidad están motivadas por una curiosidad tan grande.
Basta que surja un estímulo nuevo o que algo atraiga su interés, para desear comprenderlo. De ahí que adquieran nuevas habilidades y competencias rápidamente, siendo estas a menudo muy dispares. Es decir, podemos tener a niños y adolescentes interesados en áreas científicas, astronómicas, artísticas, químicas, musicales…

Aburrimiento

El gran problema de la multipotencialidad es que está asociada con una tendencia al aburrimiento. En cuanto domina o entiende algo, pasa página y ansía nuevos escenarios, saberes y estímulos. Si no consigue dar con algo estimulante, aparece la frustración, el estrés e incluso la angustia.

La multipotencialidad fue el ideal en los tiempos del Renacimiento

La multipotencialidad era un ideal en el Renacimiento. Figuras, como Leonardo Da Vinci, simbolizaban a la perfección ese perfil de personas cultivadas y hábiles en múltiples campos artísticos y científicos. Es más, decía Leon Battista Alberti (1404–1472) célebre humanista, tratadista, matemático y poeta italiano del siglo XV, que “las personas pueden hacer y dedicarse a todas las cosas a la vez, si así lo desean”.
Era una época donde se entendía que el ser humano tenía unas capacidades ilimitadas para su desarrollo. De ese modo, era común que el ciudadano renacentista ansiara desarrollar habilidades en todas las áreas del conocimiento, desde el desarrollo físico, hasta los sociales, naturales o artísticos.

En la actualidad, esta meta es una utopía. La cantidad de conocimiento que hay en cada una de las áreas es inmensa
Algo a lo que nos encamina la educación es a la especialización en un área concreta. Y si uno es bueno en varios ámbitos, debe repartir su trabajo con las aficiones para poder así satisfacer, al menos, algunas de sus aspiraciones y pasiones. Y esto no siempre resulta fácil ni satisfactorio.
Aunque difícil no significa imposible. Se trataría solo de hallar un lugar. De ser perseverantes, como lo fueron en su día Thomas Jefferson, Benjamin Franklin, Isaac Newton, Hildegard de Bingen, Hipatia o Maria Gaetana Agnesi...

Valeria Sabater

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