Desde la tienda de barrio hasta una pyme familiar, todas pasarán en un momento u otro por esta circunstancia: ¿Cerrar o dejar que los hijos se hagan cargo del negocio? La sucesión es uno de los obstáculos con los que tropiezan los pequeños negocios, puesto que la siguiente generación no desea permanecer en la empresa familiar.
El relevo generacional en este tipo de empresas puede ser un problema, o producirse de manera natural porque aún quedan hijos que sí desean seguir, pero quizás aportando ideas nuevas y un nuevo modelo de negocio. La magia se producirá cuando los creadores de la empresa y los herederos lleguen a acuerdos y apuesten por el mismo objetivo.
Planificar la sucesión en la empresa familiar, un paso fundamental
Puede parecer obvio, pero es duro para alguien que ha levantado una compañía de la nada, pasar el testigo, incluso aunque esa persona sea un hijo. Si te gusta que los planes salgan bien, nada mejor que antes de que llegue el momento de la jubilación, tener claro que la formación de tu sucesor es la idónea.
Ser hijo de, sobrina de, no garantiza que las cosas vayan a salir bien. De hecho, ni una buena formación académica si no existe vocación y sobre todo, un conocimiento exhaustivo de la empresa nos asegurarán que todo transcurra de manera óptima.
¿Es nuestro familiar el candidato idóneo para hacerse cargo de la empresa?
Imaginemos una tienda de muebles. El propietario no heredó la empresa de su padre. Ese negocio es el resultado de su esfuerzo, de haber logrado que su tienda sea un referente en la ciudad. La gente asocia el nombre de la tienda a él. Un hombre de trato cercano y que conocía a todos sus clientes, proveedores y cualquier detalle que rodeara su empresa.
Sus hijos han recibido una buena preparación en la universidad. Ellos aportan conocimientos sobre la administración de una empresa, pero en abstracto. Buenos con la planificación y con alguna carencia en la atención al público.
El propietario no se jubila al 100%
Lo ideal es que el dueño, el fundador, el padre de ese negocio no diga adiós a la empresa de una manera radical. Debe ser consciente de la responsabilidad que deja en manos de su hijo o hijos. Y que, probablemente los clientes también deseen verlo por allí.
La sucesión de la empresa familiar no debe verse como un problema. No lo es, simplemente, debe planificarse bien. Si preparamos con conciencia nuestro plan de sucesión, incrementaremos las posibilidades de supervivencia de la empresa familiar.
El papel del fundador de la empresa, sigue siendo relevante puesto que puede continuar no sólo asesorando a sus sucesores, también aprendiendo de ellos, de las diferente alternativas que existen para la pyme en 2019 como contar con un buen plan de digitalización o si se tercia de internacionalización.
Un buen empresario es aquel que sabe cuándo ha llegado el momento de retirarse
Como hemos comentado levantar una empresa de la nada, décadas de esfuerzo y sacrificio, pueden ser un pequeño obstáculo para saber decir adiós y beneficiar con conocimientos e información al sucesor o sucesores.
La sucesión es un hecho natural y reconocer que no se puede hacer nada para evitar este proceso, es lo sano. Es en la sucesión donde se ve realmente el liderazgo y la humildad de ese jefe que ama tanto su negocio que piensa en su futuro y en que no desaparezca con el tiempo.
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