En un lugar donde se concentra un número de personas, por estadística se produce algún desencuentro. Es de lógica y nada importante si se sabe gestionar este tipo de situaciones. Sobre todo, si el trabajo se desempeña de cara al público.
Si hablábamos de crear un clima laboral ideal, ¿cómo es posible evitar que diferentes personalidades trabajen juntas en armonía? Con paciencia y con comunicación. No hay nada más desagradable, como cliente, que presenciar una discusión en un negocio de cara al público.
Hace unos años trabajé en un pequeño restaurante que pertenecía a una franquicia, era la nueva pero a una de las encargadas ese detalle no parecía importarle y me exigía más que al resto con malas maneras delante de los clientes.
En ese momento las redes sociales no eran tan populares, pero estoy convencida de que los clientes hubieran dejado un mal comentario en la página de la franquicia o en diversos soportes por sus maneras; en aquella ocasión, con llevarse una reprimenda de un superior tuvo suficiente.
Las discusiones delante de los clientes, no sólo generan incomodidad en el ambiente, sino que proyecta una imagen de falta de profesionalidad tremenda. ¿Quién puede cenar tranquilo o saborear un café mientras oye a una persona gritar?
Al leer valoraciones sobre restaurantes, resulta violento ver una mala crítica, pero no por la comida sino porque los propietarios no saben algo tan sencillo como que los conflictos se resuelven de manera calmada y en otra estancia donde no haya más personas.
Los clientes pueden tener o no siempre la razón, pero lo que sí poseen desde que entran por la puerta de nuestro local es todo nuestro respeto.
Un artículo escrito por Joana Sanchez y, recibido vía Vallebro.com
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