Una actividad comercial en el ámbito de la pequeñas empresas o de las empresas familiares implica el compromiso de los miembros de la unidad familiar en el desarrollo de las actividades, horas de trabajo, y el acarrear con la ilimitada frontera de lo personal y lo profesional.
En los últimos años este tipo de negocios se encuentran en horas bajas, lo que sumado a que las grandes superficies cada vez ejercen una presión más feroz, sitúa a muchos en una posición en la que no saben si les sigue resultando interesante seguir adelante con su empresa, o plantearse un traspaso o un cierre.
Quizás en las grandes empresas este asunto puede quedar más claro, porque se conocen muchos ratios y se disponen de comparativas con el sector, pero en los negocios más pequeños el asunto adquiere mayor complejidad. Algunas de las cuestiones que nos podemos plantear para tratar de vislumbrar esta frontera son: el tratar de calcular el salario de todos los que trabajamos en él, averiguar si los flujos de generación y consumo de recursos (para ver si nuestra riqueza neta a minorado últimamente), en definitiva, calcular si los recursos y el esfuerzo desplegado obtienen una recompensa que nos pueda satisfir en orden a las alternativasde las que disponemos.
Por supuesto esta metodología y las conclusiones que se pueden derivar de la misma están impregnadas de valoraciones subjetivas, que dependerán de cada caso, pero es un ejercicio que no está de más que nos lo planteemos de vez en cuando para tener presente el grado de recompensa que obtenemos por nuestro trabajo.
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