Esta trascendental pregunta se la hacen a diario muchos directivos de
empresa. La respuesta no es tan sencilla, ambas cuestiones son muy
importantes. Estamos de acuerdo en que los clientes son lo que da vida a
una empresa, pero ¿tenemos que esforzarnos por mantener a los que ya
tenemos? ¿hasta qué punto es rentable invertir recursos en la
consecución de nuevos clientes?
Por una parte, tan importante o más que conseguir un cliente es mantenerlo; de hecho, resulta bastante más caro lograr un cliente nuevo que retener a uno antiguo. Esto
se debe mayoritariamente al gran esfuerzo que constituye la ampliación
de la cartera de clientes por parte del departamento comercial. Pero no
podemos obviar este apartado, dado que conseguir nuevos clientes es
obtener nuevos recursos, otras fuentes de ingresos adicionales a las ya
existentes, se trata echar más fuego a la chimenea para evitar que los
troncos se apaguen…
Respecto a la fidelización de clientes,
hay un aspecto a tener en cuenta, y es el ciclo de vida del cliente, que
comienza con la contratación inicial, crece en el primer periodo de
disfrute del producto y puede mantenerse o desaparecer; en función del
tipo de relación con la empresa, o el grado de satisfacción con el
producto. Las empresas deben prolongar al máximo dicho ciclo de vida,
con el fin de crear una fructífera relación, beneficiosa para ambas
partes. Para ello se hace imprescindible que apuesten firmemente por la
fidelización de los clientes ya existentes.
¿Cómo saber si estás realizando una gestión adecuada de tus clientes?
Bien sencillo, preguntándoles.
Obtendrás un doble resultado: por un lado, información de primera mano,
y por otro, harás que se sientan atendidos, importantes para tu
empresa. Existen multitud de acciones que puedes llevar a cabo para
ganarte a tus clientes:
Renueva a diario tu compromiso con el cliente,
tienes que conquistarle cada día. No dice mucho a tu favor que
únicamente le tengas en cuenta el día de la contratación, y luego te
olvides de él. Crea un canal de comunicación efectiva con ellos; te
servirá para mantener periódicamente el contacto. Aprovéchalo para
interesarte por su opinión y aconsejarles sobre la optimización en el
uso del producto. Además, claro está, de informarles sobre novedades y
lanzarle ofertas en primicia.
Dedica el tiempo necesario a analizar los datos del cliente.
Si ya le conoces, sabes sus gustos y lo que espera de ti, podrás
aplicarlo para mejorar su grado de implicación con la empresa. Define un
mensaje personalizado y darás en el clavo.
Mejora el índice de satisfacción del cliente. Los
usuarios demandan atenciones por parte de la empresa, tienen una serie
de necesidades que es necesario cubrir, incluso más allá de la mera
contraprestación del servicio. Cuida que tu servicio tenga un valor
añadido, que puede ser simplemente, ofrecer un seguimiento del producto
en tiempo real a través de la web.
Pon en marcha campañas de fidelización,tanto
por su volumen de contratación como por presentarte a nuevos contactos.
Esta acción tiene un doble objetivo: aumentar las ventas y hacer que te
referencien en su entorno. Así verás crecer tu base de datos y con ello
tu cartera de clientes potenciales.
En definitiva, tanto
para conseguir un cliente nuevo como para mantener uno antiguo, es
preciso generar confianza. Si la empresa se caracteriza por realizar un
buen trabajo, atraerá a clientes nuevos y sabrá cómo retener a los
antiguos. ¿Destinas más esfuerzos a ganar clientes o a mantenerlos? ¿qué
tipo de recursos utilizas para fidelizarlos?
Un artículo publicado en Puro marketing
No hay comentarios:
Publicar un comentario