En todos los entornos que nos movemos (radio, tv, por la calle, en internet) constantemente nos bombardean con mensajes. Vayamos donde vayamos y hagamos lo que hagamos estamos rodeados de palabras.
Nuestros oídos están expuestos a diario a un sinfín de mensajes de nuestro entorno y de las personas con las que interactuamos cada día. Incluso a veces, somos nosotros mismos los que nos vemos soltando nuestro propio rollo hablando y hablando sin parar.
Sin apenas darnos cuenta, gran parte de estos mensajes (interesantes o no, útiles o no, nutritivos o perjudiciales para nosotros) llegan a nuestra cabeza que se llena, se embota, creándonos confusión. Nos sentimos saturados, confusos, y malhumorados.
Todas estas palabras están ocupando un espacio que necesitamos para poder funcionar en nuestra vida diaria centrados y con cierto enfoque.
Aquí tienes 3 recomendaciones que te pueden ayudar a mantenerte centrado y no perderte entre tanto mensaje externo:
1. Practicar la escucha selectiva
Consiste en:
- no dar nada por sentado de lo que te cuenten hasta que veas que es un hecho y no solo palabras
- quedarte solo con lo que te interesa y te puede resultar útil
- en la medida de lo posible, fijarte en qué piensa esa persona y no solo en lo que está diciendo, pues muy pocas personas mantienen una coherencia entre pensar-decir-hacer (y el pensamiento es el origen y marca lo que al final se hará o no se hará)
2. Observar y estar centrado para no enredarnos con el discurso ajeno
Las personas tendemos a hablar y a hablar. La palabra es muy necesaria para poder comunicarnos, pero en ocasiones se habla en exceso, y muy a menudo, no se dice lo que en realidad se piensa… además, socialmente decir unas cosas es apropiado y otras no, por eso, la palabra es confusa y a veces enredosa. Además, la palabra es efímera. En el momento que la decimos ya es pasado.
En esta sociedad que vivimos, todo va muy deprisa. Llevamos un ritmo vertiginoso. Cada día, necesitamos volver a nuestras prioridades y a nosotros mismos para estar en nuestro eje y mantenernos centrados, pues de lo contrario, estamos a expensas de nuestro externo y somos vulnerables a los comentarios de los demás.
Es importante tener cierto criterio y una idea lo más clara posible de lo que queremos, de cuáles son nuestras prioridades y actuar en consecuencia.
3. Ponerse objetivos y dar los pasos para llevarlos a cabo
Hacer esto te sitúa en tu base de realidad y te ayuda a mantenerte centrado
Para mantenerme centrada en el día a día a mí me ayuda mucho ir haciendo lo que mi cabeza va pensando en relación a mis objetivos. Por ejemplo, se me ocurre llamar a un contacto pues voy y lo hago; se me ocurre escribir un artículo, pues voy y lo hago. Eso me ayuda a mantenerme centrada.
Ir materializando las ideas de acción que mi cabeza genera me ayuda a tener los pies en la tierra y a darme cuenta de mis posibilidades reales.
He notado que si hablo en exceso sobre lo que voy a hacer, pierdo energía de acción para llevarlo a cabo. Prefiero ponerme manos a la obra en vez de estar hablando y hablando sobre lo que voy a hacer.
Espero que estas recomendaciones te sean de utilidad.
Muchas gracias por tu atención y hasta pronto.
Un artículo de Ana Molina
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