Para que la formación impartida a los empleados de una organización sea exitosa tenemos que procurar crear el medio adecuado para que esta se desarrolle de manera positiva.
Estos
requisitos previos se pueden resumir en dos si bien conforman la
antesala de una labor que puede resultar complicada y que deberá
arrancar con un buen estudio de necesidades.
Formar no consiste únicamente en informar sobre el conocimiento sino en compartirlo y por ello nos encontramos con un elemento muy maltratado en algunas empresas y que es imprescindible para formar bien: la comunicación. Esto requiere de un medio que la facilite y de una empresa que la potencie más allá de estos procesos puntuales.
Cuestión de conducta y actitud
La formación exitosa debe partir de un deseo voluntario por parte de “profesor” y “alumno” para que se produzca el intercambio de conocimiento. En un entorno desmotivado la formación puede ser vista incluso como una agresión.
Es importante que exista un ambiente positivo así
como que los empleados conozcan su camino profesional y los esfuerzos
que hace la empresa para que logren dichos objetivos. La formación es
buena para empresa y trabajadores y por eso es importante que todo se
sientan parte de una fuerza común.
Realizar las actividades que promuevan las fuerzas de cohesión nos
permitirá avanzar con fuerza y aceptar la formación de manera más
positiva. Es imposible forzar una actitud de modo que si se intenta solo
se logrará una postura fingida.
Necesitamos involucrar al personal mediante la motivación y antes de
formar debemos analizar “cómo está el patio” para asegurarnos de que las
formaciones tengan los resultados esperados.
Donde existe comunicación se aprende
Para que el empleado disponga de toda la formación teórico-práctica necesaria
para desempeñar eficazmente su trabajo necesitamos que interiorice las
dinámicas correctas (según la organización) y que en el proceso entienda el por qué de las cosas.
Basar una formación en una simple consecución de datos informativos y teóricos no resulta completa ni mantiene la atención del alumno de forma eficiente por lo que la empresa debe cambiar su mentalidad y comenzar a comunicar y dejar que los trabajadores se comuniquen.
He
visto procesos donde se deja al alumno frente a un ordenador, texto y
una aplicación que virtualiza el proyecto y creo que gran parte del
tiempo destinado a esto se pierde por no focalizar el aprendizaje
mediante una herramienta comunicativa.
La soledad ante el estudio puede ayudarnos a superar un examen pero no a
interiorizar realmente un conocimiento. Para ello, desde mi punto de
visa, lo mejor es el intercambio.
En esta comunicación se produce aprendizaje de
todas las partes si bien carece de límites y puede quedar fuera del
control de la empresa y distorsionarse. Por ello, sobre todo si el
trabajo lo requiere, es bueno realizar ciertas formaciones y reciclajes periódicamente para ordenar, conocer y modificar la formación errónea que se pueda estar extendiendo entre el personal.
La comunicación permite que la formación dada por la empresa se implante con mayor éxito en
la organización que utilizando únicamente procesos informativos pues no
solo mejora la atención de los formados sino que también permite que se ayuden entre ellos y
puedan dar ideas de valor para la organización. Extendido más allá de
la formación mantendrá activa la información y mejorará el apoyo mutuo
hacia la mejora.
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