Trabajar en lo que a uno le agrada es un tanto complicado. Pero hacer de tu trabajo algo agradable es más fácil. O así debería plantearse a las personas antes de entrar al mercado laboral.
No podemos cambiar los horarios, ni a los compañeros, tampoco el sueldo pero si trabajas de cara al público es aconsejable entrenar el sentido de humor.
Si detestas tu trabajo y no puedes marcharte, hazlo ameno por ti y por los clientes
Imaginemos a dos personas que tienen el mismo trabajo y uno se pasa las ocho horas de su jornada laboral, enfadado. Por ejemplo, un conductor de autobús que sabe el recorrido que realizará todos los días. Conoce cada calle y sabe cuándo cambiará cada semáforo.
Ve su trabajo como algo monótono y casi como un castigo. Por esa razón detesta a los pasajeros y sus contestaciones son secas y van acompañadas de un semblante serio.
El humor es otro punto a destacar en el currículum
Ya que no podemos cambiar la situación poco cuesta invertir esas ocho horas en encontrar ameno lo aburrido. Y no es ninguna de esas frases hechas que tanto les gustan a los gurús motivadores.
En este ejemplo del conductor de autobús, los veteranos dirían que a ellos les gustaba tanto conducir como el trato directo y diario con la gente. Que ahora, muchos se ven obligados a trabajar en esa profesión sólo porque les pagan y saben conducir, la gente ni les gusta ni la entienden.
Clientes que creen tener la razón siempre, maleducados o injustos habrá siempre. Pero por cada uno de ese tipo, también se encuentran personas agradables.
Por esta razón, el conductor que sí disfruta de su trabajo, no sólo lo hace por el dinero o porque sólo sepa conducir, su personalidad optimista y abierta, le hace divertido o llevadero, trasladar a las personas a sus casas o al trabajo. Porque todo trabajo tiene su valor e importancia. Sobre todo si se la das tú el primero.
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