Los amigos de mis amigas son mis amigos, decía Objetivo Birmania. Vaya lío, añadía después en su pegadizo estribillo. Lo cierto es que este tema Pop de finales de los 80 se refería a relaciones de pareja, aunque creo que también podríamos aplicarlo a las relaciones laborales. Porque contratar amigos en la empresa no suele ser una buena idea.
Se pueden dar varias circunstancias y casi en ningún momento resulta positiva ni para la empresa ni para la relación entre los dos amigos. La primera de ellas sería que se utilizara la amistad para que se contrate a alguien conocido de uno de ellos, no por sus méritos, sino porque es amigo de un amigo.
Es un favor y no suele funcionar. Los otros trabajadores ven con recelo a este recién llegado. Además si no tiene los conocimientos necesarios ni buena predisposición para aprender, los demás empleados van a tener que cargar con parte de su trabajo. Esto suele enturbiar el ambiente laboral.
Lo mismo ocurre cuando se emprende una empresa con un amigo. Lo cierto es que tienen muy pocas posibilidades de permanecer juntos si la base de su colaboración es más su amistad que sus capacidades. Y la separación muchas veces implica también un deterioro de la amistad.
Trabajar con una amigo al lado no siempre es fácil
Sólo hay una situación que suele funcionar bien, cuando un amigo llama a otro para cubrir una vacante en nuestro departamento. La relación laboral es de igual a igual, y por lo general suele funcionar. El único problema es que uno haya avalado la contratación de su amigo y luego este se vaya a los pocos días, tenga un comportamiento laboral inapropiado, etc.
Esto no significa que no podamos ser amigos de nuestros compañerosde trabajo. Pero en realidad son falsos amigos, o están en la categoría de amigos de Facebook. Sólo cuando uno de los dos cambia de trabajo se ve si realmente esa amistad se había consolidado o sólo compartíamos una trinchera y cuando uno la abandona se acaba la relación.
Pero también hay algunos puntos que ser amigos dificulta en las relaciones laborales:
- Criticas del trabajo del otro, ya que muchas veces nos cuesta hablar sinceramente con un amigo y resaltar aspectos negativos de su trabajo o cosas que podría mejorar, simplemente por el temor a que no encaje bien nuestra crítica.
- Más distracción en el entorno laboral ya que siempre vas a tener algo de que hablar con tu amigo que con personas que no son afines
- Exceso de confianza para pedir determinados favores que a otros compañeros no seríamos capaces de solicitar.
- Problemas con los ascensos, porque si uno asciende y otro no se pueden provocar celos, pero también un cambio de estatus en la relación laboral que acaba afectando a la personal
Otra opción es que se contrate a un amigo, cualificado y que da el perfil para el puesto. La presión que supone el día a día en el trabajo, el desgaste y las tensiones que pueden surgir, pueden acabar por deteriorar esa amistad. Sobre todo en el caso de que la relación en lugar de ser entre iguales y uno de ellos tiene autoridad sobre el otro. Ser el jefe de tu amigo puede ser un error. A menudo no se separan los planos personales de los laborales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario