Ungido (muy merecidamente) con el sobrenombre de “padre de la publicidad”, David Ogilvy era un “mad man” de pura cepa y alumbró algunas campañas publicitarias más legendarias de los años 50, 60 y 70.
Especialista en vender las bondades de las marcas sin insultar la inteligencia del consumidor, Ogilvy tenía una pluma privilegiada de la que dio cuenta en decenas y decenas de anuncios.
Consciente de la importancia de la escritura en la publicidad, el bueno de Ogilvy regaló a sus empleados en 1982 una práctica lista de consejos para afilar los lápices y engendrar textos irresistiblemente creativos.
Aquella lista, que reproducimos a continuación, alberga en sus entrañas consejos potencialmente muy útiles para quienes se dedican profesionalmente al tan en boga marketing de contenidos:
1. Lea (tres veces) el libro Writing That Works de Kenneth Roman y Joel Raphaelson.
2. Escriba como habla (de manera natural).
3. Utilice palabras, frases y párrafos cortos.
4. Huya de la jerga si no quiere pecar de presuntuoso.
5. No escriba nunca más de dos páginas sobre un tema.
6. Preocúpese de comprobar las citas utilizadas en sus textos.
7. No envíe jamás un informe el mismo día que lo escribe. Léalo en alto a la mañana siguiente y edítelo.
8. Si tiene un texto importante entre manos, pida a un colega que le ayude a mejorarlo.
9. Antes de enviar un informe, asegúrese de que está meridianamente claro lo que desea que haga el destinatario.
10. Si desea acción (por encima de todo), no escriba. Levántese y hable cara a cara con la persona sobre las acciones que tiene en mente.
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