Pocas son las marcas que se atreven a decir a las claras aquello que no son, que confiesan sus puntos flacos, que se ríen de sí mismas y de sus pequeños y grandes traspiés, que reemplazan las trilladas excusas con la verdad pura y dura y que tienen la osadía de alabar a sus competidores. Sin embargo, la honestidad, en su acepción más brutal, es un auténtico diamante en bruto para los “marketeros” y lo es por las razones que enumera a continuación la agenciaVelocity en esta presentación:
1. Sorprende y de alguna manera deleita al consumidor. Obra el milagro de que el marketing parezca menos marketing.
2. Denota seguridad. Y la seguridad es la fuerza más arrolladora en el universo del marketing.
3. Fomenta la confianza. Ganarse la confianza del consumidor es bueno. Levantar sospechas es, por el contrario, lo peor que le puede pasar a un “marketero”.
4. Aleja de las marcas a los clientes que no merecen la pena (o que simplemente no les convienen).
5. Es un imán para los clientes potenciales, los clientes que de verdad quieren hacer suyos las marcas.
6. Permite a las marcas centrarse en aquellas batallas que están en posición de ganar, las únicas que merecen ser ganadas en realidad.
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