La pregunta que se hace toda persona que tiene un cierto contacto con el mundo empresarial y que, probablemente, habéis escuchado por activa y por pasiva en muchos lugares relacionados con este apasionante mundo es: ¿el emprendedor nace o se hace? Yo soy de la idea de que es necesario una cierta dosis de ambos. Ser emprendedor es una actitud hacia la vida que se va adoptando con el tiempo pero, además, requiere una cierta vocación de empresa desde los niveles más básicos.
Si somos esta clase de personas, quizá haya llegado el momento de arriesgar e invertir buena parte de nuestro dinero en montar nuestra primera startup. Pero, ¿qué clase de emprendedor somos? ¿en qué categoría de emprendedores encajamos? El portal Adeyemi Adisa distingue entre cinco categorías de emprendedores entre las que podemos encajar.
- Risky Business: el riesgo y las emociones fuertes son su modo de vida. Tienen una idea y están dispuestos a tomar grandes riesgos para hacerla exitosa. Si triunfa, fantástico; si no es así, asumen sus responsabilidades, aprenden de sus errores y lo vuelven a intentar.
- Fábula de la liebre y la tortuga: tal y como ocurría en la fábula de Esopo, un emprendedor de este tipo va pasito a pasito, sin asumir grandes riesgos y están convencidos de que este es el mejor modo de llegar muy lejos. Viven al día y no hacen proyecciones de futuro.
- Moderados: aquí entran la mayoría de los franquiciados. Son emprendedores que cuentan con la seguridad de un negocio consolidado y saben que si hacen las cosas bien pueden llegar a crecer dentro de su franquicia. Estos emprendedores asumen riesgos moderados, pero siempre bajo el paraguas de una empresa amiga que les ayuda a desarrollar y gestionar su negocio de forma correcta.
- Do It Yourself: ésta es la clásica figura del autónomo, que no solo debe tener las habilidades propias de su negocio, sino que también tiene que tener otro tipo de conocimientos como marketing o contabilidad. Son celosos de su negocio, están convencidos de que son irremplazables y les cuesta delegar.
- En la cuerda floja: Son emprendedores que tienen buenas ideas, pero no el capital suficiente como para darles respaldo. Empiezan siendo muy pequeños, esperando reinvertir todos los beneficios en el desarrollo del negocio.
Desde luego, ninguna de estas categorías es mejor ni peor que las otras. Siempre habrá emprendedores que probablemente no encajen en ninguna de estas categorías y otros a los que se les puede asignar más de una etiqueta. Aún así, siempre puede resultar positivo ver dónde nos podemos ver reflejados, potenciar nuestras fortalezas como emprendedores y corregir las debilidades.
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