El verdadero empresario, decía Schumpeter, es aquel que innova, no aquel que invierte. En la actualidad, tengo la sensación de que aquel que tiene dinero no necesita innovar para marcar la diferencia, al contrario de aquel que no tiene dinero y por tanto tiene a la innovación como única salida.
Es decir, nos encontramos en un momento en el que aquellos que poseen las ideas, no poseen el dinero, y aquellos que poseen el dinero, no poseen las ideas, y de la unión de un “pobre con idea” y un “rico sin la misma”, surge el progreso.
Dicho así, no parece alarmante, pero si leemos entre lineas, podemos llegar a la conclusión de que el progreso está en las manos de las personas con dinero, y no de las personas con ideas, ya que las personas con ideas necesitan esa unión para subsistir, pero por contrario, las personas con dinero, pueden subsistir sin la unión, es decir, podrían decidir, que dejáramos de progresar, ya que ellos seguirían viviendo sin problemas.
Un ejemplo de esta situación, es aquel que observamos con el sector de los coches eléctricos, es obvio, que es un gran avance el uso de la electricidad como fuente de energía en lugar del petroleo, que además de ser contaminante es escaso, pero si se dedicara el suficiente capital a la investigación de este nuevo tipo de vehículos, conseguiríamos resultados tan asombrosos que desbancaríamos a los coches impulsados por petroleo, y esa situación ocasionaría que las empresas líderes del sector energético, que es el que más dinero genera internacionalmente, experimentaran un significativo decrecimiento en sus beneficios, una situación inconcebible para ellas.
Por tanto, y como suele decirse “ante la acción, la reacción”, en cuanto salieron los primeros vehículos eléctricos, las petroleras se dedicaron a fabricarlas los suyos propios con fuertes campañas de marketing que realzaban la lentitud de los mismos. Es decir, creaban un mal producto, para generar una opinión social errónea y proseguir lucrándose como hasta el momento con su magnánimo sector.
Con el surgimiento de vehículos de tan espectaculares prestaciones como los fabricados por Tesla Motors, la baza de “la lentitud”, se les ha acabado, pero tenían una nueva reservada, “el precio”. Es decir, ¿Quién puede permitirse un vehículo respetuoso con el medio ambiente? Si por la mitad de precio, puede obtenerse un coche potencialmente contaminante con prestaciones similares. En fin, la irresponsabilidad del ser humano cegado por el espíritu capitalista en el que tristemente todos nos encontramos envueltos.
Para terminar, y aprovechando que me encuentro en una plataforma a la que acceden una gran cantidad de emprendedores, me gustaría que fuerais conscientes de algo que intento transmitir siempre que puedo enmi blog personal, la importante tarea que tenemos entre manos los “pobres con ideas”, ya que de nosotros depende el principal factor diferenciador entre nosotros y el resto de animales; “El progreso”.
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