En los últimos años son muchos los comerciantes que se han planteado la opción de practicar fuertes bajadas en el precio de venta al público de los bienes y/o servicios que ofrecen, como medida para revitalizar sus ventas que se han resentido tanto en el último lustro como consecuencia de la crisis económica.
Hasta el punto de que algunos venden casi a precio de coste, y otros deciden utilizar algunos productos ‘gancho’ vendiéndolos incluso por debajo de este. Lo que puede llevarles a un empeoramiento de su situación financiera al ahondarles más en su pozo particular, sin apreciar ningún tipo de mejora.
Aunque con circunstancias y fundamentos diferencialmente distintos, esto es lo que posiblemente ocurra con el cine español, que ante una bajada terrorífica de los abonados a las salas de cine, se están planteando fuertes descuentos en los precios para incentivar a los aficionados al séptimo arte a retomar el hábito de acudir a sus salas. Lo que seguro les llevará a una reducción de sus márgenes en la misma proporción, y discrepo sobre si esta posibilidad llegará a buen puerto.
En mi opinión, no creo que las bajadas de precios tan acusadas sean una buena opción para aumentar nuestras ventas, porque pueden ser muy peligrosas al acabar con nuestras finanzas y nuestra paciencia.
Y tal vez sea más adecuado idear nuevas formas en la presentación de nuestros productos y servicios, nuevos formatos, y nuevas posibilidades de relacionarnos con nuestros clientes, siendo mucho más activos en esta labor para crecer sin la necesidad de castigar nuestros márgenes sobremanera.
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