El problema empieza por definir qué es realmente la productividad. La productividad puede definirse como la relación entre la cantidad de bienes y servicios producidos y la cantidad de recursos utilizados. La productividad en términos de empleados es sinónimo de rendimiento y eficiencia. Alcanzar estos conceptos debe ser la máxima de las empresas.
Para hallar la productividad de un determinado aspecto, se hace uso de la siguiente fórmula:
Productividad = (Productos o Servicios Producidos) / (Recursos Utilizados)
|
Hoy en día se habla mucho de productividad, quizás porque en España es baja respecto a nuestros competidores directos. Y todo ello pese a ser uno de los países que trabaja más horas. Pero claro, más horas en el trabajo no significan mejores números de productividad. Actividad y productividad no suelen ir de la mano en este aspecto.
Las empresas se muestran preocupadas por establecer parámetros que permitan calcular la productividad de empleados y equipos de trabajo. La productividad de un recurso no es fácil de medir pues su impacto en los resultados no siempre es visible. Si el recurso en cuestión es una persona aún resulta más complejo pues debemos tener en cuenta otros factores difíciles de cuantificar. Para llenar el vacío usualmente se recurre al establecimiento de indicadores que miden la asistencia, puntualidad, actitud en el trabajo y aprovechamiento del tiempo.
Calculando la productividad de nuestros equipos de trabajo
Cada vez más empresas implementan programas que les permitan tener información exhaustiva de cómo se mueve cada individuo dentro de la organización. Estos sistemas les sirven para evaluar la productividad del personal. Desde el primer clic al iniciar la sesión del día en su terminal, todo queda registrado. Las aplicaciones que se utilizan, el tiempo que se emplea, los espacios en que no se hace nada. Las consultas a internet, todo queda cuantificado. Lo verdaderamente de estos sistemas (además de su correcta configuración) es, desde el punto de vista ético y moral, que sean respetuosos con la privacidad e intimidad de sus trabajadores.
Está claro que a día de hoy el sistema que debemos utilizar para formularnos el cálculo de la productividad del trabajodebe ser utilizando nuevas tecnologías como la métrica de productividad objetiva que analiza, cualifica y cuantifica el trabajo. Que los empleados vean reflejado su comportamiento numéricamente en los resultados de la empresa, lo que los psicólogos denominan “efecto espejo”, puede ser positivo para que cambien sus hábitos.
Con las métricas automáticas se consiguen grandes mejoras del nivel de dedicación a las actividades más productivas, además de gestionar mucho mejor el tiempo, dando cabida a iniciativas como el horario flexible o el teletrabajo, ayudando a la conciliación de la vida profesional y personal, y, por lo tanto, mejorando la productividad final. Pero no se debe olvidar la necesidad de medir la productividad de un individuo o una empresa desde varias perspectivas y se deben tener en cuenta otros indicadores de negocio o rendimiento personal. También hay que tener en cuenta que no toda la responsabilidad está en el lado de los empleados. Aspectos como el estilo de gestión, la involucración de las personas, la transparencia, los valores o la sensación de equipo son claves para obtener buenos rendimientos productivos, y todo ello es responsabilidad de la empresa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario