Lo que antes era una palabra extraña para muchos hoy se ha popularizado gracias a la expansión de las plataformas que lo ofrecen y a los casos de éxito que se han venido dando. El crowdfunding es un sistema de financiación colectiva que ha ganado terreno hoy en los principales. Sin embargo,idealizarla como una de las salidas factibles y relativamente sencillas para poner en marcha la inversión que se tiene en mente es muy peligroso. Ni es tan factible ni es tan sencilla.
Para comenzar, como ya nos recordaba hace casi un año Remo en El Blog Salmón, este es un sistema que ha existido siempre, pero que con las nuevas herramientas digitales ha ganado en tamaño y efectividad. Se trata de solicitar ayuda a los usuarios para que arrimen el hombro con pequeñas aportaciones que no sólo contribuirán al éxito de la iniciativa, sino que, en algunos casos, se recibirá una contraprestación en forma de producto (si es la edición de un disco, un libro o una revista o la producción de algún bien).
Negar su utilidad es una estupidez. Pero sí creo que hay que advertir de una peligrosa banalización o, en su caso, idealización de este sistema de financiación. Resulta muy atractivo, al igual que ocurre con los negocios en internet en general, lanzarse sin más viendo la retahíla de casos de éxito que han tenido y tienen estas plataformas. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y no cualquier proyecto puede aspirar a conseguir el dinero suficiente a través de la aportación de los demás. Sólo hay que mirar en las webs de esas plataformas para convencerse.
Porque, como bien sabrán, no todo el mundo ofrece su dinero así como así. Por tanto, lo primero que hay que hacer es medir las fuerzas tuyas y de tu proyecto. Si tú, tu entorno y tu iniciativa no vais a conseguir tener enfrente a una masa crítica importante de usuarios que sean potenciales ‘financiadores’ tendrás muy difícil conseguirlo. No importa que sea un proyecto grande o pequeño, de un sector o de otro. Pero sí debe ‘enganchar’ e interesar sí o sí.
A partir de que midas tus fuerzas reales, llega lo de siempre: planificar bien la estrategia a seguir para difundirlo lo máximo posible sin dejar ningún cabo sin atar; trabajar una presentación que se convierta en un verdadero polo de atracción… Hacer el máximo ‘ruido’ posible en la red (y fuera de ella). También en esto empieza a haber una masificación y sobresalir no es tarea sencilla.
Partiendo de esas premisas, y dejando la idealización a un lado, el crowdfunding puede ser una salida magnífica para encontrar el crédito que el sistema financiero sigue negando. En tu mano está conseguirlo, pero siempre teniendo los pies en el suelo.
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