lunes, 7 de mayo de 2012

Podemos sí, podemos y lo haremos, saldremos

Habitualmente suelo escribir mi colaboración en este portal partiendo de una noticia de actualidad. Leo algo interesante que me inspira un tema de interés para emprendedores y empresarios y hablo sobre él.

Me váis a permitir que esta semana no siga esta práctica. No voy a escribir desde una sola noticia. Voy a hacerlo a partir de todas.

¿De todas?, ¿Cómo es eso?. Vivimos unas semanas en las que estamos saturados de noticias. Que si prima de riesgo, que si nacionalizaciones, que si cacerías, que si disculpas, que si tijeras… Uff, no sabe uno dónde acudir.

Me recuerda ésto a una fábula que me contó mi padre cuando era pequeño, que circula, también, por Internet. Voy a compartirla con vosotros:

Érase una vez, no se cuándo, en algún lugar, que no se cómo se llama, en un tiempo que no se mide ni con reloj ni calendario, se organizó una competición entre todos los sapos de la zona.
Todos partían del valle y debían llegar a la cima de una altííííísima montaña. Durante semanas todo el mundo se hizo eco de la contienda. Tal era la expectación que, cuando llegó el día, había muchísima gente a lo largo de todo el trayecto. Miles y miles y miles, agolpados en todo el recorrido esperando ver qué harían los sapos. Esperando ver quién ganaría.
Preparados, listos… ¡YA!… Y salieron todos los sapos. Como uno nunca sabe el tiempo que va a hacer, resultó que aquel fue el día más caluroso de todos. Todos los sapos estaban acalorados, no había agua y avanzaban lentamente.
La multitud comenzó a desesperarse por la lentitud. ¡No lo conseguirán!, decían unos. ¿Con la que está cayendo (refiriéndose al sol)? ¡Imposible!, estos se retiran. ¡Sin agua!, ¡con este calor!, nadie llegará.
Los sapos, agotados, miraban lo que quedaba de camino, miraban al sol y miraban a la multitud… Y desistían. Así un sapo, otro sapo, y otro, y otro… Poco a poco, unos antes, otros despues, se fueron retirando todos… ¿todos?, no todos no. Un sapito seguía y seguía su camino. Poco a poco, pero sin parar.
Al llegar la tarde el sapito llegó a la cima. Todo el mundo, incluso los otros sapos, corrieron para felicitarle, para alabar al único que había conseguido llegar. Al vencedor. ¿Cómo lo habría conseguido?, ¿acaso era… SuperSapo?. Cuando llegaron arriban todos quedaron sorpendidos. Aquel pequeño no era ni un atleta, ni un gran competidor, no era un supersapo… Aquella criatura era… ¡Sorda!.

Vivimos bombardeados por información formada, en su mayor parte, por noticias poco alentadoras. Que reflejan la realidad, sí, realistas, que dirían algunos, sí, pero tan en la realidad que nos olvidamos de la meta. Tanta prima de riesgo, tanto impago, tanto impuesto, que nos pasa como a los sapitos. Miramos al sol, miramos al fondo y ni vemos la meta… Y todos con ganas de tirar la toalla.

El sapo ganador no podía recibir aliento de fuera, pero tampoco crítica. Dependía de él mismo… y ganó.

Así estamos todos hoy. Bueno, así no, estamos mejor. El pequeño sapo no podía oir, nosotros sí. Por eso hoy, saturado por la cantidad de noticias que tengo a mi alrededor, quiero compartir con vosotros: Usemos el oído para escuchar que vamos a llegar a meta. Para escuchar que podemos salir de esta, porque es la verdad, podemos.

Cuando era pequeño, en tiempos de Naranjito, todo el mundo pensaba que la Selección Española de Fútbol era un equipo que nunca pasaba de cuartos. Ahora lleva una estrellita en su camiseta.

Lo que nos rodea podría ser mejor, pues sí, siempre puede ser mejor todo. Pero a veces olvidamos que somos nosotros los únicos que podemos cambiarlo. Que querríamos que las circunstancias fuesen otras, pues sí. Pero tenemos dos opciones: O seguimos quejándonos de la mala situación que tenemos, arrastrados por lo que escuchamos a diario, o nos levantamos por la mañana con ganas de dar un pequeño pasito, uno solo, que nos lleve a estar unos metros más cerca de la meta.
Con permiso de todos los habituales de TodoStartups, … Dedicado a todos mis amigos tuiteros (followers), especialmente a aquellos que son superados por las circunstancias que les rodean… A ver, ¿desde cuándo hay algo más fuerte que vosotros?.

Un artículo de José Ruiz

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