Hoy quería hablarles sobre una cuestión que se presta mucho a
debatir, la conveniencia o no de tener pareja en el puesto de trabajo,
algo que puede afectar en nuestro desempeño profesional si no sabemos
conducirla convenientemente, al tiempo que interfiere en la relación que
tengamos con el resto de colaboradores en la empresa u organización en
la que prestemos nuestros servicios profesionales.
En relación a este asunto me ha llamado la atención la encuesta que ha elaborado la consultora de relaciones laborales Randstad, que determina que un
46% de los trabajadores/as madrileños/as encuestados/as, está dispuesto
a mantener una relación sentimental con algún compañero o compañera de
trabajo, un porcentaje que junto al de los asturianos (58%),
gallegos (54%) y aragoneses (54%), se sitúan muy por encima de la media
nacional (38%).
En mi vida profesional he visto casos muy diferentes, que van desde
la relación estrecha hasta el punto de que interfiere en las distintas
tareas u operaciones, y también el caso de que no ha trascendido al
resto del equipo y te enteras de que existe una relación entre
compañeros cuando anuncian su compromiso de boda.
¿Qué es lo mejor para el desarrollo profesional? Pues no se sabe, lo
que si puedo destacar son las nocivas consecuencias que puede tener una
experiencia amorosa en el trabajo, en términos de pérdida de tiempo de
trabajo con numerosas ‘pausas café’ que se exceden de lo razonable,
pérdida de atención, discriminación positiva hacia la persona amada
frente al resto de compañeros, la no configuración de los equipos de
trabajo teniendo en cuenta las características profesionales de cada uno
de los miembros, etcétera.
En conclusión, no tiene nada de malo mantener una relación sentimental con un/a compañero/a de trabajo, solo
que hay que tener siempre presente que el trabajo es el trabajo, y que
no debemos dejar que la relación interfiera en nuestro desempeño
profesional ni en nuestras tareas, haciéndoselo entender del mismo modo
a nuestra pareja, solo de este modo lograremos evitar males mayores, al
ser algo que nos puede quitar más de lo que nos da dentro de la
empresa.
En Pymes y Autónomos
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