“El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”, Winston Churchill.
Para el emprendedor el fracaso es su espada de Damocles que hace que
tenga que soportar un peso adicional que, en muchas ocasiones, reduce la
lucidez a la hora de tomar decisiones, de tal manera que decidimos no
salir de nuestro círculo de confort y optar por lo seguro, una reacción
que es normal y humana.
Pero la seguridad es un riesgo, y esto lo explicó muy bien Seth Godin en
su libro “la vaca púrpura”: Respondemos a nuestra aversión por las
críticas escondiéndonos, evitando los comentarios negativos y con ello
garantizamos nuestro fracaso. Si la única forma de abrirse paso es ser
extraordinario y la única manera de evitar la críticas es ser aburrido y
estar seguro, la elección es obvia, o no.
La realidad es que en la mayoría de las
empresas no existe una cultura orientada a la toma de riesgos y empieza a
ser una necesidad para mejorar nuestra competitividad.
Al respecto de esto, hace unas semanas, pude leer una iniciativa que me gustó mucho, fue en el blog de Jeff Stibel en Harvard Bussiness Rewiew.
Jeff explica como puso en marcha lo que él llama el muro del fracaso,
como parte de sus esfuerzos para crear una cultura de empresa donde los
empleados pudieran tomar riesgos sin temor a represalias.
Una noche volvió a sus oficinas y pintó toda una pared de blanco, y
escribió unas sencillas instrucciones; 1. Describir un error cometido,
2. Describir el aprendizaje que supuso y 3. Firmar con el nombre.
Una vez hecho esto, el primero en dejar constancia de sus tres
mayores fracasos fue el propio Jeff Stibel. En pocos días el muro estaba
lleno.
Por supuesto, una iniciativa como esta no dejaría de ser algo aislado
de no existir una filosofía corporativa ante los errores, él explica
que en sus oficinas no fomentan la toma de riesgos, si no que exigen el
fracaso, argumentando que si no fallas de vez en cuando, entonces
probablemente no estás avanzando. Algo que va muy en la línea de lo que
afirma Seth Godin.
Aunque esto puede ser muy atractivo de implantar Jeff advierte que en
última instancia lo que conforma esta cultura son las personas, por eso
la mejor manera de implantarla es centrarse en la contratación de las
personas, considerando su adaptación a la cultura incluso por encima de
sus cualidades profesionales.
Un artículo de Jorge Fernandez
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