Con demasiada frecuencia en las empresas el mentoring no deja de ser una tarea más en nuestra lista de tareas pendientes. Pero el mentoring requiere y exige desarrollar una relación genuina.
Numerosos estudios demuestran que incluso los programas de mentoring mejor diseñados no son un sustituto de una relación auténtica y colegiada entre el mentor y el aprendiz.
De hecho, se necesita una química básica con nuestro tutelado y debe tener sus mejores intereses en el corazón, incluso si esos intereses no son los mismos que los de la empresa, punto este que en muy rara ocasión se antepone.
Por supuesto, lo ideal es que nuestro pupilo o pupilos, quisieran mantener una larga carrera en nuestra organización pero, lo realmente importante del mentoring es ayudarles a descubrir sus fortalezas y pasiones y el mejor lugar para aplicarlos.
Cuando asesores a tus tutelados sobre las decisiones profesionales, anímales a que busquen su vocación, ya sea en nuestra organización o en otro lugar. De hecho, esta es la mejor manera de inspirar compromiso.
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