Aprender a convivir con esta recesión, no sólo voy a decir económica sino también de valores, nos ha familiarizado con un nuevo estilo de vida basada en la autorrealización y en la confianza en uno mismo.
Desde el momento en que tuvimos que aprender a convivir con esta recesión, no sólo voy a decir económica sino también de valores, agarrada a nuestras espaldas como una lapa que no tiene intención de desprenderse, hemos tenido que ir familiarizándonos con un nuevo estilo de vida basada en la autorrealización y en la confianza en uno mismo, un aprendizaje que realmente creo deberíamos trabajar desde el momento en que llegamos a este mundo.
España, como todos sabemos (o deberíamos saber), ha vivido durante demasiado tiempo entre muros construidos concienzudamente a base de miedo. “No digas eso, no hagas eso… que te van a oír, que te van a ver, que van a pensar…”. Básicamente esta es la mejor forma de mermar la confianza en uno mismo.
Actualmente está de moda el coaching, que no es más que el aprendizaje y entrenamiento de la confianza, buscando las fortalezas de uno mismo o de un grupo, para alcanzar unas metas específicas. El coach te dará las técnicas para que detectes tus miedos o debilidades, y te enseñará las habilidades necesarias para superarlas.
¿Sabes por qué está de moda, no?
En el ciclo tendencioso de la producción volvemos a estar en el pico más bajo posible. Una crisis económica, demasiado manchada, que nos ha hecho perder la confianza en los pilares que supuestamente sustentaban una sólida democracia. Algunos emigran buscando algo mejor, otros abandonan la esperanza de encontrar un trabajo o al menos uno que sea digno, lamentablemente también están los que no pudiendo más, dejan de luchar por este mundo y los que a costa de los demás se cubren las espaldas “por si” ocurre lo peor. ¡Sálvese quien pueda!. Me viene a la mente un dicho valenciano que dice: “En Espanya cada u s’apanya”, que viene a significar que cada uno va a lo suyo y mira para sí. Nunca negaré que España es uno de los países más solidarios del mundo; pero hace mucho tiempo que renunciamos a trabajar por un bien común.
¿Qué podemos hacer por recuperar la confianza?
Para llegar a dónde nos marquemos como grupo, primero hay que trabajar como individuo, y esto supone un viaje interior que nos ayude a conocernos. ¿Cómo podemos hacer esto?
- Práctica la reflexión: Obsérvate y mira como reaccionas ante tus dificultades. Cuestiónate y entiende tus porqués; Aunque creas que no, siempre hay una respuesta.
- Lee, lee y lee libros de autoayuda y superación. Vive historias ajenas, que seguro habrá algunas peores que la tuya, y observa cómo se han enfrentado a sus conflictos y miedos.
- No dejes nunca de formarte, sea en la materia que sea, pero sobre todo en valores. Si hay cosas que realmente valen la pena en este mundo es porque han sido tratadas con cariño por gente bondadosa.
- Aprende a ser fuerte mentalmente. Intenta no ver tus problemas como castigos, sino como trances para aprender de ellos. Vivimos en ciclos, así que al final de toda crisis existe una recuperación.
- No te rindas. Si por un camino no llegas a donde te has propuesto, busca otro; Al final conseguirás lo que quieras. Toda gran recompensa requiere de voluntad y de sacrificios; pero si luchamos por sortear los obstáculos que pretenden debilitarnos, ganaremos confianza, seguridad y libertad en nosotros mismos.
- Haz lo que tengas que hacer siempre desde el respeto y la humildad. Una de las razones por las cuales se pierde la confianza es porque no hay transparencia y las conductas o acciones no son las que esperábamos.
- Quiérete porque el tiempo que vivas lo vas a pasar contigo, y si no te gusta algo de tu comportamiento no te conformes. La conducta puede reconducirse a través de hábitos.
Y muy importante:
Rodéate de gente optimista, alegre e inconformista porque tienen el empuje vital para transmitirte la energía necesaria que lleva al cambio.
Recuerda que sólo cuando volvamos a tener confianza en nosotros mismos, podremos avanzar como sociedad.
“La confianza es la unión de la vida. Es el pegamento que mantiene unidas las organizaciones, las culturas y las relaciones”.
Stephen R. Covey.
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