La mayor parte de la gente te dirá que más importante que la idea emprendedora es la ejecución. Y es cierto pero además también es importante que la ejecución sea rápida, porque el mercado se mueve constantemente y al emprendedor que se duerme se lo lleva la corriente.
Es evidente que no hay que precipitarse y que poner en marcha un negocio exige una planificación lo más adecuada posible, pero sin caer en el error de la parálisis por análisis o en una demora de los plazos de ejecución que pueden llevarnos a salir cuando ya no haya mercado para nosotros.
Una gran parte de los negocios tecnológicos tienen fecha de caducidad, eso obliga a las empresas del sector a innovar y reinventarse continuamente. Los avances en la materia, los cambios de hábito de los consumidores y la velocidad con la que se puede mover nuestra competencia nos obligan a unaevolución permanente, si estamos en la fase de proyecto esta circunstancia juega en nuestra contra con mayor virulencia.
No es la primera vez que un proyecto lleva en desarrollo muchos meses y cuando parece que ya está todo listo para el lanzamiento se encuentra con que una empresa con mayor potencia ha acaparado el mercado con un producto similar.
También puede ocurrir que la tecnología usada en ese desarrollo se haya quedado obsoleta o haya alguna más novedosa que nos haga competir en peores condiciones.
La falta de recursos, la necesidad de tener que replantearse algunas de las estrategias diseñadas, los errores de desarrollo, … Pueden ser varias las causas que retrasen la puesta en marcha del negocio y que llegan a convertirse en serios handicaps ya que puede que el mercado, el sector o el entorno haya cambiado desde que empezamos a diseñar nuestro proyecto hasta el momento en que sale realmente a la calle.
Por eso no debemos demorar más de lo estrictamente necesario esta fase. A veces puede ser inevitable, pero contemos con el impacto que éste puede tener en el futuro del negocio.
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