Puedes ser muy bueno -incluso el mejor- haciendo algo, pero sin una buena marca no vas a ningún sitio. El branding es una pieza clave de un proceso a través del cual una organización presenta a sus distintos públicos su propuesta de valor de manera significativa y diferencial.
En este artículo descubriremos una batería de argumentos para que cuando tengas que defender su valor ante profesionales de otras áreas, no te quedes a dos velas.
Independientemente de su tamaño, toda organización realiza transacciones a diario: compra, vende, contrata, despide, se financia, invierte, se relaciona con sus clientes, comunica,... y en todas estas transacciones, la organización, está de una u otra manera presentándose a sí misma (o a parte de sí misma) a los distintas audiencias con las que trata.
El modo en que una organización se conduce a sí misma, ya sea como un todo, o por cada una de sus partes, influye de manera decisiva sobre las percepciones y sensaciones que engendra en las personas.
Las diferentes estampas de lo que una organización proyecta, combinadas, conforman lo que se conoce por su identidad. Lo que las audiencias perciben, acostumbra a llamarse imagen corporativa, que es la parte más reconocible del branding.
El branding es una pieza clave de un proceso a través del cual una organización presenta a sus distintos públicos su propuesta de valor de manera significativa y diferencial. El branding es el cauce que hace posible que la visión que una organización tiene de sí misma sea percibida y comprendida desde el exterior. Una estrategia de branding correctamente concebida, desarrollada e implementada, ofrece los siguientes beneficios para la organización:
- Acelera y simplifica los procesos de cambio en el seno de la organización.
- Hace más fácil a la organización la labor de comunicar a todos los públicos a quién tienen en frente, con quién están tratando, qué es, qué representa y significa, qué hace, cómo lo hace y por qué motivo lo hace.
- Ofrece a los representantes de la organización las herramientas necesarias para explicar cómo están relacionadas sus actividades.
- Mejora la comprensión de los valores y objetivos de la organización por parte de todas las personas que entren en contacto, o traten con la misma.
- Promueve la consolidación de los mensajes que emite la organización, de tal forma que estos resultan más coherentes, eficaces y fáciles de recordar.
Estas ventajas generales, se pueden transformar en distintos beneficios concretos en varios niveles de la organización:
Nivel marketing
- El branding predispone a los consumidores a mirar con mejores ojos a la organización y a sus productos y servicios.
- Crea notoriedad y conciencia de marca, impulsa la preferencia por la misma y extiende la fidelidad de los clientes hacia esta.
- Atrae a mejores proveedores y les alienta a operar con mayor consistencia y regularidad.
- Racionaliza los gastos en actividades de comunicación, lo que supone una mejoría de su ROI.
- Posibilita que la organización pueda establecerse con más facilidad en nuevos nichos y/o mercados, mientras que que sobresale en mercados maduros o saturados.
- Promueve el desarrollo de nuevas actividades de generación de valor ene l seno de la organización.
- Aumenta la calidad percibida de los productos y servicios de la organización.
Nivel financiero
- El branding logra que las cualidades y capacidades de la organización sean reconocidas en los altos círculos económicos y financieros tanto a nivel local, como global, afectando así de manera positiva al valor de la acción.
- Hace más fáciles las adquisiciones.
- Pone trabas a las OPAS hostiles y a otras maniobras de entrada no deseadas por el consejo.
Nivel interno
- El branding aumenta la motivación y la moral de los empleados.
- Potencia el orgullo de pertenencia a la organización.
- Contribuye a reducir la rotación de personal.
- Es un factor de atracción talento de mayor nivel que otros competidores con marcas peor posicionadas.
- Promueve el trabajo en equipo y la colaboración interdepartamental.
- Aumenta la calidad de los procesos de producción (y/o servucción), repercutiendo así en la calidad final de los productos y servicios entregados al cliente.
Ya tienes un breve pero contundente argumentario de bolsillo para defender tu trabajo ante economistas, ingenieros, financieros y escépticos varios, que no volverán a acusarte de vender humo.
Úsalo con moderación.
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