Lo que necesitas para emprender no es una idea de negocio, sino un modelo de negocio. La idea es lo que se nos ocurre, algo como “voy a vender bolsos hechos a mano”. El modelo es una representación de todo lo que implica esa idea: a quién se lo vas a vender, qué es lo que le vas a vender, cómo se lo vas a hacerlo, con quién vas a trabajar, qué tienes que hacer, cómo vas a cobrar…
Los emprendedores más optimistas se lían la manta a la cabeza y, una vez tienen la idea, empiezan a buscar proveedores, encargan una página web o unas tarjetas de visita, hay quienes llegan a hablar con un asesor para que les monte una SL. Los más precavidos buscan información y se enteran de que es imprescindible hacer un plan de negocio, así que dedican semanas a escribir cosas como “el mercado de bolsos artesanales es de 100M€ al año, con lo que si conseguimos un 5% del mercado tendremos unos ingresos de 5M€”.
Lo cierto es que ambas aproximaciones, la de salir “a pecho descubierto” y la de elaborar un plan prolijo que tiene 0 probabilidades de ser real, suelen conducir al fracaso. Por eso es fundamental crear un modelo de negocio.
Alex Osterwalder define así lo que es un modelo de negocio: “es la lógica según la cual una organización crea, entrega y captura valor”. Que es de lo que se trata en tu negocio: creas algo, se lo das a un cliente y el cliente te paga algo a cambio. Hay muchas maneras diferentes de hacer esto, y tú tienes que encontrar la que va a funcionar en tu caso.
En este enlace puedes ver el Business Model Canvas que creó Osterwalder, que es una herramienta visual para desarrollar tu modelo de negocio: business model canvas en español.
Hay mucha información en la red sobre el tema, así que puedes ponerte directamente a la tarea.
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