Cuando un concepto empieza a sonar suele pasar por una etapa de
confusión y barullo hasta que es entendido (si es que lo consigue). Me
está ocurriendo con frecuencia con el Branding Personal.
Al principio, las empresas se oponían con fuerza a un concepto que
ayudase a sus profesionales a aumentar su opciones y su valor. Poco a
poco algunas se han dado cuenta que tener profesionales que dejan huella
puede ser algo positivo para ellas y empiezan a interesarse por
contratar servicios de Marca Personal.
El problema es que como las compañías todavía no tienen muy claro
esto del Branding Personal suelen mezclar churras con merinas. Te piden
un taller para sus empleados pero quieren que, además, incluyas en la
propuesta cosas que no tienen nada que ver con la Marca Personal. Me
recuerda el chiste de aquel que quería un chaleco con manga larga.
Si no tienes cuidado y les explicas bien que lo que piden es un curso
de Redes Sociales o de Powerpoint Básico pero nunca uno de Marca
Personal, puedes acabar desnaturalizando el concepto.
Hace poco decía que la Marca Personal es la huella que dejamos en los
demás como consecuencia de ser como somos. Decía que no podemos saber
como es realmente una persona si no la conocemos o, al menos, no hay
alguien cercano a esa persona que pueda decirnos como es. Y ponía el
ejemplo de Steve Jobs.
Después de leer el libro de Walter Isaacson tengo
que corregir algunas ideas sobre la Marca Personal de Steve Jobs. Creo
que esta biografía, además de apasionante, transmite una idea más
profunda de la personalidad del protagonista. Aunque es una biografía
autorizada no tiene complejos en ponerlo a caer de un burro cuando habla
de sus relaciones con los demás y su forma de ser. Pero por otra parte
transmite claramente que Jobs tenía una enorme Marca Personal.
Después de leer las más de setecientas páginas me ha quedado claro
que Jobs cumplía dos de los requisitos fundamentales para dejar una
huella memorable. Tenía clara su dirección (misión, visión y objetivos) y
era fiel a sus valores. Eso explica, en parte, porqué era como era y
porqué consiguió convertirse en un icono.
En el libro es descrito como manipulador, irascible, mentiroso y mal
padre, esposo y amigo. Eso puede parecer terrible a quienes tienen una
escala de valores “normal”. Pero es perfectamente comprensible si
entiendes que la prioridad de Jobs era crear algo que mereciese la pena,
algo que ayudase a mejorar el mundo. Podemos tratar de entender sus
razones, pero esa no es la cuestión.
Cuando una persona tiene sus límites tan bien definidos, todo lo
demás es secundario. Jobs nunca estuvo dispuesto a prostituir sus
creaciones, nunca vendió chalecos de manga larga. Jobs ponía sus
condiciones, imponía su criterio, sus valores y eso implica pagar un
precio que pagaría su entorno o el mismo. En mi opinión eso explica
porqué estaba dispuesto a pasar por encima de quien fuese, incluso de sí
mismo.
Hay quien díce que Jobs era impredecible pero se equivocan. Lo que
ocurre es que solemos pensar que los demás tienen las mismas prioridades
que nosotros. Si hubiesen entendido que para él lo importante era
conseguir la perfección, se habrían dado cuenta que lo que hacía era
perfectamente coherente.
Creo que a lo largo de la historia surgen personajes con una visión
clara y unos principios inmutables. Muchos de ellos pasan inadvertidos y
consiguen destrozar la vida de quienes les rodean. Otros consiguen su
objetivo y se convierten en dictadores, genios o santos. Pero todos
ellos se caracterizan por no ceder, por mantenerse firmes, por tener
claro lo que quieren hacer y no “venderse”.
Creo que la dificultad para dejar una huella profunda no está en ser
una persona muy instruida o capacitada sino en mantener un rumbo firme y
defender aquello en lo que uno cree. Como suelo decir, eso tiene un
coste, la libertad no es gratis (Freedom is not free) y ahí está la dificultad de dejar una Marca Personal profunda.
Dice el libro que Steve Jobs tenía la habilidad de crear un “campo de
distorsión de la realidad” en el que aquellos que le escuchaban
quedaban convencidos de lo que decía. Tengo que admitir que, al leer el
libro, yo he sufrido sus efectos pero entiendo que cuando alguien te
transmite que es capaz de todo por conseguir su visión puede arrastrar a
quienes no lo tenemos tan claro.
Estoy convencido que el Branding Personal llegará a ser algo
realmente importante si no se cede a los cantos de sirenas, a las
ofertas de quienes quieren convertirlo en más de lo mismo, a quienes
pretenden domesticarlo. El tiempo dará la razón a quienes nos
mantengamos firmes… o no.
Andrés Perez Ortega
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