Cuando trabajamos con empresas que emprenden la transformación digital de su organización, un elemento que consideramos de valor estratégico para el éxito de ese migrar, es el socio tecnológico. La experiencia me demuestra que se comenten muchos errores con esta figura y sus funciones, cuando se le atribuye roles que no le corresponden. Te comento…
Una empresa cuando decide que debe cambiar su cultura y digitalizarse, que al fin y al cabo es lo que pretende la transformación digital, necesita de muchos elementos bien coordinados para llevar a buen puerto esa mutación de tanto calado.
Es necesario para dicha transformación tener un plan de trabajo bien diseñado, tener a las personas adecuadas para emprender ese camino, el convencimiento, apoyo y complicidad de la alta dirección, se necesita tener tiempo y recursos y la mayoría de empresas necesitarán una ayuda externa, que es lo que se conoce como el socio tecnológico.
En mi opinión la nomenclatura o la etiqueta que se le pone a este agente, y que es la empresa o persona que ayuda en la transformación digital, proponiendo, colaborando, diseñando o implementando cuales son las herramientas tecnológicas o propuestas tecnológicas, más adecuada para el perfil de la empresa que está inmersa en la transformación digital (en adelante T.D.)
Espero que entendáis a lo que me refiero, no estoy comentando que no sea una figura clave en el proceso, es obvia su completa necesidad, sino que probablemente cuando se habla de socio tecnológico, a lo que se hace alusión y aun peor, a lo que se prioriza, es al componente tecnológico como único factor para conseguir el éxito en dicha T.D. Premisa que no es real.
La dinámica habitual de actuación de muchas empresas (en especial en las pymes) que se interesan por digitalizarse, suele ser de manera muy frecuente (desgraciadamente más de lo recomendable) en primer lugar ponerse en contacto con una empresa o profesional especialista en nuevas tecnologías para encargarle esa transición. Esto que es un hecho demasiado habitual, como comento, denota que quien quiere transformase no tiene muy claro en que consiste ese proceso, eso o que cree entenderlo, y piensa que todo está en incorporar nuevas tecnologías que ahora no poseen. Ambas creencias son el anuncio del fracaso de su T.D.
Para reducir los riesgos de fracaso en la T.D. la gran mayoría de empresas (hay quien posee otros recursos y esto lo tiene ya incorporado en sus plantillas o los incorporan para el proceso) necesitaran de la ayuda de una empresa o de un profesional externo para que guie la transformación. Esa guía, conducción, adiestramiento o actuar como agente de cambio no solo tiene que conocer que propuestas tecnológicas hay en el mercado, aplicables a las necesidades de su empresa cliente, sino que tiene que transmitir una nueva cultura, tiene que trazar el plan de trabajo y los hitos necesarios para culminar con éxito la T.D., tiene que acompañar a la plantilla en los cambios, tiene que gestionar los posibles rechazos o desviaciones en el proceso, tiene que funcionar como coach, tiene que priorizar iniciativas, tiene que trazar estrategias de éxito… y todo ello no lo puede hacer en principio un especialista en tecnologías (habrá alguno que sí, pero no serán los más). Se requiere para este cometido de un perfil de visión más global, que maneje aspectos de implicación cultural, que se sepa relacionar con los profesionales o colectivos afectados por la T.D., que tenga buenas dotes directivas, buen comunicador, motivador, organizado… en definitiva un perfil con un marcado carácter de gestor, directivo, coach y por supuesto, que conozca las tendencias en tecnologías o a la empresa o profesional más preparado para esto, pues su función y misión es liderar esa T.D. en todos sus aspectos, no solo en el tecnológico que suele ser la función que aporta aproximadamente un 35% del total del éxito de esa transformación.
Es por ello por lo que cuando hablamos de socio tecnológico, acepto el termino y sus funciones siempre que este dependa de un SOCIO PARA LA T.D. que sería la figura global encargada de liderar ese proceso y bajo el cual debería estar la supervisión de su trabajo.
La T.D. es un cambio de cultura, no es la incorporación simplemente de nueva tecnología en la empresa, es un proceso de cambio y muy profundo, de implementación de un diferente management, de incorporar nuevos valores o sustituir viejos valores, de proponer nuevas visiones de negocios, de reformular modelos de negocios, de tranquilizar a las personas que se ponen nerviosos con los cambios, de relacionarse de forma diferente con los clientes… y todo eso no se consigue con tecnología, es el medio pero no el fin. Es por ello que estimo como fundamental tener un buen socio tecnológico (para todo lo relacionado con la tecnología), pero que dependa de un socio para la transformación digital, si no es así, la refundación de la empresa será un fracaso o habías creído que esto iba de tecnología solamente.
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