Bueno, perdonen la licencia los lectores, ¿eh? Enero suele ponernos reflexivos a algunos. En este post lo que queremos es recopilar cinco de los principales motivosque están detrás de ese rechazo hacia nuestros empleos. Y que conste que no nos lo hemos inventado ni hablamos en primera persona, por experiencia propia, sino que es la ciencia la que pone el dedo en la llaga e Inc. la publicación que se hace eco de ello, y nosotros a su vez de esta publicación.
- Los reyes de la galaxia. Vamos, los jefazos, los mandamases de la empresa en la que trabajas. Algunos solo con su presencia le cambian el ánimo a cualquiera y si encima abren la boca, que normalmente no suele ser para dar la enhorabuena, ya para que seguir contando…
- Los compañeros de oficina. El ambiente laboral es clave para la insatisfacción laboral. Es decir, dime con quiénes trabajas y te diré cuán feliz eres, ¿verdad? Es cierto que podemos encontrarnos todo tipo de personas a nuestro alrededor, pero si aquellos con los que colaboramos de manera más directa son vampiros energéticos, es complicado llegar animados al trabajo.
- Tipo de actividades que desarrollas. Si eres un ‘delantero’ nato y te colocan todos los partidos a jugar como ‘defensa’ es probable que nunca te sientas cómodo sobre el terreno de juego. Esto sucede de de la misma forma en la vida real. Si nos vemos ‘obligados’ a desempeñar tareas que no nos motivan nada o para lo que no nos preparamos, es obvio que llegan sentimientos complicadas como la frustración y el desánimo.
- La actitud. Es fundamental como afrontamos la vida. La actitud es clave para alcanzar el éxito tanto en lo personal como en lo laboral. En el caso de la faceta profesional, ser positivos, activos, optimistas y estar motivados es fundamental para encarar la jornada laboral de una manera más eficiente y productiva. Esta es además una herramienta clave para soportar a los malos jefes o a los compañeros de oficina que jamás querrías haber tenido.
- Tiempo que se invierte en llegar al trabajo. En ciudades como Madrid o Barcelona es frecuente invertir una hora u hora y media en llegar a la oficina. Cuando llega el viernes, el tiempo acumulado –y desperdiciado, claro– en las idas y venidas suele quemar mucho al trabajador. A medio y largo plazo pesan esos desplazamientos y es un motivo más para renegar del empleo que tienes.
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