Emprender es una salida a la que se ven avocadas muchas personas a causa de la crisis económica. Otras, sin embargo, encuentran en la emprendeduría la forma natural de llevar a cabo sus proyectos personales o empresariales.
Ahora bien, la falta de información sobre los procesos y dificultades son un lastre para muchas personas, que empiezan pero se pierden a los pocos meses en este mar de trámites y reglamentaciones.
La formación es, en estos casos, un aliado inseparable, y especializaciones como un grado en economía o una carrera universitaria pueden ser el factor determinante que permita al emprendedor aligerar gastos en concepto de gestión o asesoramiento.
Si bien como decimos un grado en economía o una especialidad semejante pueden ser vitales para la continuidad de un proyecto empresarial, lo cierto es que esta situación debe servir a su vez de punto de inflexión y reflexión.
¿Es que acaso no necesitan otros perfiles profesionales el asesoramiento y conocimientos necesarios para tirar adelante una empresa?
Es cierto que existen espacios de asesoramiento gratuito, pero las herramientas y consejos que dan acostumbran a ser genéricos y globales. La personas adecuada con la que hablar, cómo y dónde negociar para cada tipo de caso, ayudas concretas para cada situación, fuentes de personal disponible para unirse al proyecto… todo ello son preguntas y dudas que asaltan al emprendedor. Ya no es solo el cómo realizar un plan de empresa, sino el día a día de todo proyecto.
Proveedores, marketing, clientes, consejos comerciales, contactos… eso es lo que necesitan verdaderamente para que su idea pueda tener una continuidad que un plan de empresa no es capaz de reflejar de forma objetiva.
Un grado en economía o ADE debería ser un complemento y no una necesidad. Una forma de adquirir conocimientos sobre el funcionamiento interno de la empresa o la economía en general que permitieran al emprendedor tener una visión periférica de cómo abordar su proyecto, las herramientas que tiene a su disposición y la metodología adecuada para conseguir sus fines.
Pero lamentablemente este no es el caso en ciertas situaciones, y para entender cómo afrontar un proceso de emprendeduría el mejor maestro suele ser el error y la perseverancia por conseguir unas metas u objetivos determinados. ¿Cuál es tu caso? ¿Tienes alguna experiencia cerca relacionada con un proyecto emprendedor?
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