Por muy obvio que resulte el título, en ocasiones encontramos colaboradores que encuentran más problemas que soluciones a la hora de afrontar los distintos desafíos que se pueden presentar en su día a día.
Es cierto que quienes manifiestan esta actitud también son los menos capaces, pero además, pueden generar tensiones innecesarias en el equipo, que complican el desarrollo de los distintos proyectos.
Lo deseable es que de manera individual afrontemos las dificultades con optimismo, porque cualquier otra actitud nos llevará al desánimo y al fracaso.
Y de manera colectiva, aferrarnos a los miembros del equipo que se muestren más capaces y positivos, porque la actitud de lamentarse de lo complicadas que pueden parecer estas puede 'intoxicarnos', e invitarnos a desaprovechar nuestro potencial.
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