El sector bancario está experimentado una profunda
transformación que facilita la creación de nuevas empresas dedicadas al
asesoramiento o a la venta de inmuebles.
La situación actual ha generado momentos de incertidumbre entre los clientes bancarios. Esto ha provocado que “los clientes cada vez están más y mejor informados”, explica Ana Belén Fernández, fundadora de AFS Finance Advisors. De ahí que en este sector se abran oportunidades “para asesores financieros independientes, plataformas de crowdfunding, intermediarios financieros o pequeños fondos de financiación para las pymes”, explica Ignacio de la Torre, director de los master en Finanzas de IE Business School.
A la hora de emprender en esta área hay que tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, “hay que estar aprobado para poder operar como institución financiera”, recuerda Luisa Alemany, directora del Enterprenership Institute de Esade. No sólo eso. “Los mercados financieros son un conjunto de variables externas nada previsibles que pueden cambiar las cosas en cuestión de minutos, y esta incertidumbre constante hace que este mundo sea tan complejo”, advierte Fernández. Sin embargo, “se ha creado la oportunidad para el desarrollo de empresas que conecten proyectos rentables con inversores cualificados”, asegura Carmen Aranda, subdirectora del Master en Banca y Regulación Financiera de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra.
El ‘Rastreator’ de los pisos de las entidades financieras
José Manuel Reig y Ángela Serrano son los padres de Doncomparador.com, una plataforma que compara los precios de 40.000 viviendas de 14 entidades financieras.
Esta página web, que nació hace poco menos de dos meses, se puso en marcha únicamente con recursos propios. Sus fundadores invirtieron 6.000 euros cada uno, confiando en convertirla en referente para muchos usuarios interesados en adquirir una de las viviendas que la banca tiene en stock. “Los potenciales compradores necesitaban mucho tiempo y revisar bastantes web de bancos para dar con el piso que les encajaba”, explica Reig. Con su página esta búsqueda se simplifica.
Su funcionamiento es sencillo: el usuario define una serie de parámetros en su búsqueda que actúan como filtros (lugar, precio, tipo de vivienda, valores añadidos, etcétera) y Doncomparador propone una serie de inmuebles.
Una red social de inversores inmobiliarios
Juan Menduiña ha conjugado a la perfección la usabilidad del entorno 2.0 y su experiencia como consultor estratégico y promotor inmobiliario para hacer realidad Belbex, la red líder de inversores inmobiliarios. Junto a sus socios, Jacobo Martínez Benjumea, Ignacio Merry del Val, Luis Cocero y Pablo de Luque ha puesto en marcha un servicio global. Por un lado, Belbex es una red social que pone en contacto a empresas del sector, y por el otro funciona como un ‘marketplace’ en el que cada uno de sus miembros ofrece sus activos inmobiliarios o anuncia sus demandas de inversión o alquiler. Su balance en un año y medio es muy positivo: 20.000 millones de euros en activos inmobiliarios y 5.000 millones en demanda de compra y alquiler entre España y Francia. En 2013 se lanzarán en el mercado alemán. Esperan convertirse en la primera plataforma continental donde el profesional inmobiliario disponga de una red de contactos, los productos y demandas en el mercado y toda la información necesaria para el desarrollo de su actividad y la toma de decisiones.
La asesoría, una apuesta ganadora
Ana Fernández fundó la empresa de asesoramiento financiero independiente (EAFI) número 20 de España. Este tipo de firmas aterrizaron en nuestro país en octubre de 2008 y en julio del año siguiente Fernández presentó su solicitud a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para hacer realidad AFS Finance Advisors, que nació finalmente en febrero de 2010.
Su bagaje profesional le allanó el camino. “Un negocio nuevo y desconocido en España no facilita mucho las cosas”, admite, pero pudo aprovechar su experiencia en las principales entidades de banca privada para las que trabajó y la confianza que sus clientes le habían demostrado en ese tiempo. Su dedicación y esfuerzo le permitieron consolidar una cartera de clientes.
La inversión inicial “fue razonable. Me ocupé de medir que los gastos fueran acordes a las principales necesidades, hasta que empezaron a llegar los ingresos”, recuerda. Un EAFI requiere de un capital de 50.000 euros o disponer de un seguro de responsabilidad con amplias coberturas.
Sus esfuerzos no cayeron en saco roto. Tras dos años y medio de vida, su compañía crece en facturación cada año y para el corto plazo cree que alcanzará un aumento del 15% si se cumplen los objetivos más cercanos.
Un artículo publicado en Expansión
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