Con la reciente presentación del iPhone 5, Apple ha continuado construyendo y cimentando en la mente de los consumidores la relevancia e importancia que tienen los productos de la compañía de la manzana en la vida de los consumidores.
Para poder hacerse una idea, está el hecho de que algunos analistas
han señalado que los nuevos iPhones que se esperan vender, así como
todos los accesorios que les rodean, podrían hacer crecer el producto interior bruto de una nación, tal y como necesita la economía de Estados Unidos.
No hay ninguna duda respecto a que este éxito, que probablemente
continuará algunos años más, se debe a la oferta de productos de Apple,
tanto iPods como iPhones, iPads o Macs. Pero en realidad es mucho más
que eso, es una muestra de la lealtad inquebrantable de los consumidores hacia algo mayor, hacia todo el ecosistema de la marca.
Steve Jobs comprendió que la gente aprecia de forma innata una experiencia de marca junto a los productos y que están dispuestos a pagar un porcentaje extra por ello. Para construir todo esto se basaron en toda una serie de dispositivos bien diseñados, compatibles entre sí, que funcionan juntos sin ningún problema unificando el contenido, ya sea música, vídeos o fotos.
En última instancia, la idea de Jobs de un ecosistema de marca trasciende lo convencional,
con frecuencia cruzando la línea sobre cómo los consumidores
interactúan con los productos y las marcas. Así se le han otorgado a
Apple permisos únicos para exportar su visión a nuevos territorios de
nuestras vidas que nadie antes podría haber anticipado.
Por lo que Apple no es una simple marca, es una idea que aún se está desarrollando y se encuentra tan sólo en sus primeras fases.
Marketing Directo
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