Las acciones humanas por lo general, y sobre todo en el trabajo, se realizan por un porqué
y necesitan una de contrapartida que nos alimente para seguir
esforzándonos y continuar alcanzando éxitos en un futuro. Una
contrapartida que no tiene por qué ser económica, aunque también, ya que
puede ser en términos profesionales, de mayor participación en la toma
de decisiones de la compañía e incluso personales.
Hoy quería hablarles sobre una situación muy frecuente que se
manifiesta en estos tiempos de crisis, y que no es otra que la gestión
compensatoria del ‘plus de productividad’ que exigimos a nuestros
colaboradores. Bien es cierto que nuestros colaboradores y empleados
están para ello, porque todo sea dicho, perciben una remuneración por su
trabajo, pero a pesar de ello hay que tener mucho tacto para
diferenciar lo estándar de un añadido o plus.
En muchas organizaciones se vive una situación de incertidumbre,
saturación e incluso descontrol, hasta el punto de que la mayoría de los
días se exigen esfuerzos adicionales a los colaboradores, ya sea en
términos de carga de trabajo o de horas, que han de ser recompensadas si
no queremos que se perciba que el esfuerzo y la predisposición no
tienen ningún mérito.
En este sentido resulta muy conveniente estudiar cuáles son las
acciones que están en nuestra mano y en las que nos podemos apoyar para
conseguirlo, recompensando a los trabajadores más motivados para que
puedan seguir teniendo incentivos para seguir trabajando en la misma
línea. Tal vez en el momento actual muchas empresas no se puedan
permitir recompensas del tipo económico, pero en cualquier caso siempre es más valido transmitir la situación a los colaboradores que crear falsas esperanzas.
En Pymes y Autónomos
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