Siempre me he manifestado crítico con los problemas que pueden
acarrear las empresas familiares. Pero del mismo modo que en más de una
ocasión y en esta misma tribuna he manifestado mis opiniones y
consideraciones sobre ello, también he de decir que ello nada tiene que
ver con que a veces, es precisamente a través de tu mujer (o marido
según el caso) desde donde se pueden conseguir los mayores éxitos profesionales en la carrera de una persona.
Y me pongo a mi mismo como ejemplo, y es que yo siempre he dicho,
digo y diré, que es gracias a mi mujer, gracias a aquella persona que ya
hace unos años que cambio mi vida, que estoy empezando a ser el hombre
que siempre quise ser. Que estoy empezando a lograr sólida y razonablemente aquellos objetivos profesionales en los que siempre soñé.
Por distintas cuestiones que no vienen al caso en este artículo,
siempre fui un chico empresarialmente y económicamente independiente muy
precoz, un chico que gozaba de un estatus, reconocimiento y según todos
de una gran capacidad y de gran futuro por delante, un chico que
terminó a las puertas de ser un juguete roto. Un juguete roto en busca
de sueños que se habían escapado de las manos, pues ya no eran sueños
inalcanzables, se convirtieron en sueños tan desvirtuados que eran sueños irreales.
Hoy, ese chico, es un hombre, un hombre felizmente casado y puede
que con menor repercusión social que antaño, pero sin duda un hombre
feliz y consolidado. Un hombre despegando ahora si en su carrera, y un
hombre que precisamente ahora cuando ya no persigue obsesivamente los sueños, los sueños se le presentan.
Y no me engaño, reconozco que gran parte de ese mérito, que gran
parte de los sueños por cumplir que se van cumpliendo, que gran parte de
la metamorfosis personal y profesional se la debo y es mérito de mi
mujer. Y es por ello que mediante este artículo que quiero hacer ver a todo el mundo,
hombre o mujer, empresario, autónomo o profesional, que su vida y
carrera depende de él o ella, pero que en muchas ocasiones el estímulo o
apoyo de quien más te quiere puede resultar determinante.
En Pymes y autónomos
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