Hasta la irrupción de la moda del ‘low cost’, la
opinión generalizada entre los usuarios y consumidores era que la
calidad había que pagarla. Sin embargo, en los últimos años, bajo la etiqueta del ‘bajo coste’ han ido proliferando empresas de productos y servicios que han ofrecido una considerable relación calidad-precio que en plena crisis ha triunfado, con cifras de negocio millonarias.
Uno de los sectores en los que más han proliferado este tipo de compañías es la industria aeroespacial, con numerosas nuevas aerolíneas que ofrecen billetes baratos,
con un coste más económico que las firmas más tradicionales. Sin
embargo, parece ser que en este caso la calidad sí se asocia con esas
tarifas más económicas, según se desprende de los datos registrados por
la Federación de Usuarios Consumidores Independientes (FUCI).
Desde esta organización han registrado en lo que llevamos de año 1.650 reclamaciones
y más de 2.500 consultas de consumidores que han tenido problemas a la
hora de comprar billetes de avión a través de Internet, lo que supone un
aumento del 14% respecto al mismo periodo del año pasado.
Concretamente, los problemas más habituales que estos clientes han
sufrido son los sobrecargos no incluidos en la publicidad o información,
tales como seguros, gastos de gestión, gastos de transporte (46%
quejas); los incumplimientos en las garantias de los productos (22%),
las ofertas que luego son “imposibles de adquirir” (17%), la duplicidad
de cargos bancarios (10%) o el envío de productos distintos a los
adquiridos (5%).
Sin lugar a dudas, tal y como refleja Gustavo Samayoa, presidente de FUCI,
esta situación es “preocupante por ese aumento en el número de quejas,
más aún si tenemos en cuenta que el pasado año fue muy complicado”. Esto
se debió, continúa Samayoa, a diversas situaciones, como fue la
cancelación de vuelos debido a la nube de cenizas del volcán islandés y a
las huelgas diversas en el sector que provocaron una extrema
conflictividad”.
Respecto a las aerolíneas que más incumplimientos realizan, el 71% de
las reclamaciones son generadas por las llamadas ‘low-cost’, mientras
que el resto las aglutina el resto de compañías aéreas. Para Samayoa,
“el espectacular incremento del número de quejas que han experimentado
las aerolíneas de bajo coste en los últimos años se debe a que intentan
compensar el reducido precio de sus billetes con el cobro de cantidades
exageradas y, en ocasiones, injustificadas tales como el cobro de la
segunda maleta o la impresión en el aeropuerto de la tarjetas de
embarque, entre otros”.
Para evitar estas situaciones en las operaciones de compraventa de
billetes a través de Internet, desde FUCI recomiendan comprobar que es
un sitio seguro “ya que en él vamos a introducir nuestros datos
personales y los de nuestra tarjeta de crédito”. Asímismo, se recuerda a
los consumidores la necesidad e importancia de leer las condiciones de
contratación que “la empresa está obligada a facilitar de forma clara en
su web”.
Un artículo publicado en Muy Pymes
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