Probablemente alguna de mis tres últimas entradas en este blog te habrá resultado chocante. Alguno ha expresado su disgusto, hay quien incluso me ha insultado, quien se ha dado de baja de la lista de correo…
En realidad, estas tres entradas tienen que ver con mi nuevo libro. No el contenido en sí, sino el enfrentarte como lector con una tesis que no es la comúnmente aceptada. El objetivo no era tanto defender unas ideas concretas sino hacerte reflexionar. Porque la idea principal del libro es esta: plantear una forma nueva (para muchos) de entender el mundo en el qué vivimos, y en concreto la crisis que sufrimos, y a partir de ahí analizar qué puede hacer cada uno por mejorar.
Si al enfrentarte a una idea nueva lo que te surge es insultar al que la propone, si te decepciona no leer lo mismo que lees habitualmente en otros sitios, si no te planteas ni por un minuto si una idea expresada con educación y argumentos puede tener una validez aunque sea parcial, entonces no voy a escribir el libro para ti. Y ni siquiera tiene mucho sentido que sigas el blog, porque antes o después voy a escribir algo que hará que te disgustes. Y mucho.
Pero si te divierte considerar puntos de vista diferentes (aunque luego te reafirmes en los tuyos), si crees que la única manera de hacer frente a un cambio radical es descubrir formas radicalmente diferentes de pensar y actuar, si no te asusta salir del camino asfaltado para perderte en un jardín de senderos que se bifurcan, entonces disfrutarás con el libro. Y tal vez, incluso, algo de lo que leas cambie tu vida.
Un artículo publicado en Desencadenado
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