Cuando se habla de la tarea de dirigir una empresa hay una serie de conceptos que parecen similares pero que en el fondo son disciplinas y tareas distintas que han de llevarse a cabo para lograr los objetivos que nos planteamos. Administrar, organizar, dirigir, gestionar son conceptos que a primer vista parecen ser lo mismo pero que realmente implicar el desarrollo de aspectos vitales para el negocio que siempre debemos tener en cuenta.
Administrar es llevar a cabo aquellos actos que se realizan sobre la empresa con la finalidad de conservarla o explotarla siguiendo la política marcada para alcanzar los objetivos planteados. El fin último que debe perseguir la empresa es su perdurabilidad, la labor de administrar va encaminada a lograrlo.
Organizar es aplicar aquellas proposiciones relacionadas con la naturaleza, la estructura y funcionamiento de los sistemas y grupos humanos y que fija los principios y reglas que han de regir las relaciones dentro de ese sistema.
La labor de dirección está ligada a las técnicas de análisis sobre las decisiones que desarrollan las acciones encaminadas a la consecución del plan común. Dirigir es tomar decisiones y al proceso que lo acompaña, el análisis de las situaciones, la busqueda y valoración de las distintas alternativas, el estudio de las consecuencias, etc.
Gestionar es aplicar las reglas, procedimientos y métodos operativos para llevar a cabo con eficacia las actividades económicas que permiten lograr esos objetivos marcados por la empresa. La gestión tiene que ver con la puesta en práctica de las acciones planificadas y estudiar las desviaciones que se puedan producir sobre el plan trazado.
Al final, la labor de los promotores del negocio debe comprender la administración, la organización, la dirección y la gestión de los recursos materiales, inmateriales y humanos con el horizonte de alcanzar esos objetivos.
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